Autoestima: el pilar fundamental.
La Autoestima es el pilar básico y fundamental de nuestro bienestar. Cuando esta es demasiado baja, seguramente lo notaremos en todas las áreas de nuestra vida: personal, laboral, relaciones, pareja, etc… Tendremos conflictos con nosotros mismos y también con los demás, a quienes muchas veces culparemos de nuestras aparentes limitaciones.
Algunas de las características que tienen las personas con una autoestima baja son:
-Sienten que no están a la altura de las expectativas
-Sienten que no son capaces de superar o de afrontar ciertas situaciones nuevas o diferentes de las habituales
–Se comparan con los demás y siempre los ven superiores: mejores, más capacitados, más guapos, más listos, más divertidos, más extrovertidos… que ellos mismos.
-Tienen mucha inseguridad, al no confiar en sus propias capacidades y no ser conscientes de su valía.
– En la relación de pareja, acostumbran a ser personas celosas. A causa de su falta de seguridad, siempre tienen miedo de que su pareja se dé cuenta que “los otros candidatos” son mejores, y les dejen. Por mucho que les demuestren lo que sienten de todas las maneras posibles, estos no se lo van a creer. Esto, a su vez, genera mucha frustración en el otro, ya que haga lo que haga, la persona insegura siempre le pedirá más muestras de su amor.
–Se centran más en lo negativo, y en consecuencia, crean más de ello. Sienten que en su vida las cosas les salen mal y generan emociones como culpa, tristeza o desesperanza.
Cuando nos identificamos con estas características, es porque nuestra autoestima es demasiado baja. Si no queremos seguir reproduciendo estos patrones a lo largo de nuestra vida, es necesario que hagamos un trabajo personal. Cualquier persona puede cambiar ese malestar por emociones positivas. Todos podemos aprender a creer en nosotros, a confiar en nuestras capacidades. Para ello, tenemos que encontrar nuestros dones, nuestras virtudes, aquello en lo que somos muy buenos, y potenciarlo al máximo. Todos podemos hacerlo porque todos tenemos un potencial enorme. Nos merecemos pasar de vivir la vida “a medias”, arrastrando los pies y mirando hacia el suelo, y empezar a vivir intensamente, poniéndonos a nosotros en primer lugar, cuidándonos, protegiéndonos y siendo muy conscientes de hasta donde podemos llegar.
Cada uno tiene que encontrar su propio camino, ese que al caminarlo nos hace sentir el amor, la libertad y la felicidad en nuestro corazón.
¿Te atreves a perseguir el tuyo?