Creencias erróneas acerca del amor, ¿Cómo afectan a nuestras relaciones?
Nuestras creencias nos afectan absolutamente en todo. En la mayoría de los casos son las responsables de que acabemos pasándolo mal en situaciones que no deberían llevarnos a estos estados tan negativos. Todo parte de ellas e interfieren en todo. Están instaladas en nuestro cerebro y analizan lo que vemos, lo que nos ocurre y lo que buscamos o elegimos. Dependiendo de la interpretación que se haga de cada situación, nos sentiremos de una manera u otra y actuaremos en una u otra dirección.
Algunas de estas creencias son altamente perjudiciales para nosotros, ya que hacen que interpretemos algunos hechos de una manera incorrecta y nos privan de ver la realidad tal como es. Si trasladamos estas creencias en el ámbito del amor y las relaciones de pareja, vemos que pueden influir muchísimo en nuestras decisiones. Estas creencias negativas nos empujan e inducen a aguantar cosas que no deberíamos aguantar y a creer que determinadas situaciones son normales en una relación. Te dejo algunos ejemplos de creencias que tenemos como sociedad.
Amar es darlo todo sin esperar nada a cambio
Si hablamos de amor de pareja, es evidente que amar no es darlo todo sin esperar nada a cambio. Si en una relación una persona da y no recibe, tarde o temprano aparecerán la insatisfacción, las quejas, el desánimo, la frustración, el vacío y las carencias. Con ello bajará la autoestima y aumentará la ansiedad.
Cuando te cases y formes una familia serás feliz
¿Por qué le damos tanta importancia al hecho de casarnos y tener hijos, al hecho de formar una familia? Todos hemos crecido con esta idea en nuestra cabeza porque así nos lo han inculcado y así lo hemos visto desde que tenemos uso de razón. Es importante enseñar que la opción de casarse y formar una familia es una opción, igual que hay muchas otras opciones igual de válidas.
Cuando algo amenaza este ideal construido a partir de parámetros que nos han indicado siempre, nos ponemos furiosos, surgen celos desmedidos y conductas irracionales. ¡Y todo porque no queremos que nadie nos quite aquello con lo que todos sueñan y nosotros hemos conseguido o estamos a punto de hacerlo!
Para que la relación funcione hay que luchar
Decir que luchamos por amor o por una relación de pareja hace que sintamos que nuestro amor es aún más fuerte y que podemos con todo. Esto es, evidentemente, una de las creencias más erróneas que se han inculcado históricamente a nuestro cerebro. Cuando alguien tiene que luchar para hacer que una relación funcione, os aseguro que es una clara señal de que aquella es la peor inversión que puede hacer. Tenemos que luchar para conseguir un objetivo que dependa de nosotros, pero si una relación no funciona, no funciona.
Quien bien te quiere te hará llorar
Nos han transmitido que llorar va implícito en el amor, pero el mensaje que deberíamos transmitir debería ser justamente el opuesto. En una relación vas a llorar, pero el motivo de tu llanto no tiene que ser porque la relación esté en juego ni porque la otra persona lo cause al hacerte sentir mal. En ningún caso un llanto debe ser un estado habitual en una relación. Debemos sentir que nuestro estado es de paz interior, bienestar, armonía e ilusión. ¡Basta de justificar que el hecho de pasarlo mal en una relación es algo normal!
A rey muerto, rey puesto o un clavo saca otro clavo
Es habitual que nos repitamos esta creencia una y otra vez cuando alguien nos deja o para dar un consejo a alguien a quien le acaban de dejar y no sabe cómo seguir. Lo cierto es que necesitamos un período para poder hacer un buen proceso de duelo cuando acaba una relación de pareja. En caso contrario, puede ocurrir que, al adentrarnos en una nueva relación, nos vayamos sintiendo cada vez peor.
Si te esfuerzas y le das lo que quiere, volverá a quererte. El amor implica aguantar lo que haga falta
Es muy común, cada vez más en gente más joven, pensar que “cuanto más nos sometamos, le demostramos y aceptamos, más claro va a tener la otra persona cuánto le queremos”.
El problema viene porque cuando uno de los dos es tan sumiso y está tan anulado al lado del otro, ese otro tiene otra vida más allá de su relación. Tarde o temprano, la otra persona se cansa de tener a alguien así al lado y es en ese momento cuando aparecen amenazas de ruptura que, lo único que consiguen, es que quien tiene el rol de servicial y sumiso, lo sea aún más. Generalmente, siempre es la otra persona la que deja al sumiso y éste no logra comprender por qué y siente que quizá no ha dado suficiente. Sin duda, la dignidad ha desaparecido por completo y el objetivo sigue siendo siempre el mismo: recuperarla.
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