Creer que va a cambiar – Dependencia Emocional
CREER QUE VA A CAMBIAR, es sin duda uno de los factores que nos llevan con mayor frecuencia, a que nos enganchemos a relaciones completamente tóxicas para nosotros. Y es que de entrada, podría ser comprensible que si llevamos solo unos meses saliendo con alguien, confiemos en que va a modificar algunas partes de su manera de funcionar. Lo conocemos poco y aún no sabemos cómo es en realidad. Pero es muy sorprendente cuando vemos parejas que llevan años juntos, y uno de los dos sigue confiando en que el otro se transforme en algo que no ha sido nunca. ¿Estamos esperando un milagro? Si es así, lamento aseguraros que los milagros no existen.
A pesar de ser algo muy irracional, sobretodo si lo observamos desde una cierta distancia, lo veo a diario. Quedamos atrapados luchando para que aquello funcione, sumergidos en la ilusión de que aparezca aquel cambio con el que llevamos soñando desde que empezó la relación. No tenemos ningún indicio de ello, pero seguimos creyendo que algún día llegará. Incluso a veces, estamos convencidos de que ya empezamos a ver diferencias aunque no las haya en absoluto.
Relaciones de pareja con dependencia emocional
Cuando quedamos atrapados en relaciones en las que hay dependencia emocional y esperamos que el otro cambie, acostumbra a ser de dos maneras:
· El otro nos promete que va a cambiar. Nos lo promete entre lágrimas para que no le abandonemos, a gritos o serenamente pero la cuestión es que debemos observar más allá de sus palabras. Ya conocéis mi frase: Tápate los oídos y MIRA. Está muy bien que prometa hacer un cambio para que mejore la relación, pero si pasados dos meses nos damos cuenta de que sigue todo igual, por mucho que nos haya jurado o prometido, no va a cambiar nada. No se trata de lo que el otro diga, si no de lo que vemos que hace.
· El otro nos dice que él es así y que no va a cambiar. Hay numerosos casos en los que a pesar de que el otro no es consciente de que tiene un problema en su conducta, y nos lo transmite claramente cuando habla con nosotros, seguimos pensando que cambiará.
Cuando hay intención de cambio
Está claro que los seres humanos podemos cambiar. Las personas cambian, al contrario de lo que muchos piensan, pero para que se dé el cambio, son necesarios dos requisitos imprescindibles:
– Tener consciencia de lo que hay que cambiar. Darse cuenta de que aquella conducta o manera de funcionar no nos beneficia, hace daño o nos aísla de los demás, y sentir que debemos hacer algo para modificarlo, tener claro que no queremos seguir así. No porque nos lo digan, si no porque lo sentimos nosotros.
– Pasar a la acción. El indicio más claro de voluntad de cambio es cuando alguien pide ayuda. Al hacer esto estamos asumiendo que necesitamos ese cambio y que si hasta ahora no lo hemos hecho es porque nos resulta demasiado difícil por nosotros mismos. A veces ni las personas que nos quieren nos pueden ayudar a conseguirlo. Pedir ayuda es pasar a la acción, es empezar a movernos en la dirección adecuada. Aún así, con ayuda profesional o sin ella, lo que tenemos que ver es que la otra persona hace algo. Cuando uno promete un cambio y no vemos que haga nada en absoluto, tenemos que dejar de creerle de inmediato.
Si llevamos años con una persona y por más que hayamos discutido sobre algo, no hemos visto ninguna diferencia, no tiene sentido que sigamos confiando en verla algún día. Es absurdo.
El que quiere cambiar, cambia. No hay que esperar ni verano, ni Navidad para hacerlo, se hace y punto.
El que no lo hace, es porque no quiere. El que quiere y no puede, pide ayuda donde sea para conseguirlo, y si no lo hace, lo repito: es porque no quiere.
Por mucho que uno jure, prometa o asegure una o mil veces, si no cambia es porque no quiere cambiar. Y debemos asumirlo cuanto antes para liberarnos de esa esperanza absurda que es como un lastre enorme para nuestra vida.
Cuanto más conscientes seamos de la realidad, más felices seremos.