Cuando de repente ya no está -Relaciones de pareja-

¿Qué pasa cuándo tienes una relación de pareja que estás convencido/a que funciona de maravilla, y un buen día, sin más, se acaba?
¿Qué hacer cuando crees que en tu vida tienes todo lo que deseas, un futuro con la persona que quieres, proyectos en común, sentimientos sinceros, palabras verdaderas y de repente toda la solidez que creías se rompe en mil pedazos diminutos?
¿Cómo gestionar cuándo un buen día, la otra persona te dice que no está convencida de lo que siente por ti, que tiene dudas y que por ello ya ha decidido que quiere separarse?
Así, sin darte siquiera la oportunidad de buscar alternativas, de comprender si has hecho algo mal o si es que hay una tercera persona que se ha colado en vuestra historia…
Sin más, te levantas a los dos días y ya no está. Se fue para que tu puedas decidir si te quedas con el piso o si prefieres irte . Te dice que te bloqueará de whatsapp porque cree que será lo mejor para ti, para que no tengas tentaciones de escribir…o a lo mejor te dice que llames siempre que lo necesites y que te ayudará en lo que haga falta…que te quiere mucho aunque ya no quiera continuar escribiendo su historia junto a ti.
Puede que en pocas semanas haya desaparecido por completo de tu vida para poder así, vivir la suya, o puede que tenga muy claro que quiere que seáis amigos…son muchos años juntos y no quiere que eso se rompa….
Es curioso porque en estos casos, el que aparentemente es más insensible y cruel, es el que más fácil nos lo pone para que podamos hacer nuestro proceso de duelo. La persona que se aleja y desaparece nos transmite un mensaje muy claro con el que hay menos probabilidades de engañarnos: no nos quiere y prefiere estar lejos, no tenernos en su vida. Esto es duro, pero si es la realidad, por dura que sea, habrá que hacerle frente.
En cambio, la persona que juega a “seremos amigos” lo creamos o no, nos hace muchísimo más difícil el camino a la aceptación. El que es abandonado de esta manera repentina, siempre tiende a la negar que aquello esté sucediendo. No cree que aquello sea verdad y se paraliza en la primera de las fases del duelo: la negación. Es como decirse, “no no, esto no puede ser cierto de ninguna manera. Seguro que aún me quiere.” Y si encima la otra persona nos dice que somos tan importantes y que por eso no quiere cortar el vínculo, aun se hace más difícil la asimilación y la recuperación.
Ya sabéis lo que siempre comentamos, que el otro nos “dice” que somos muy importantes pero resulta que además nos ha dicho que no quiere estar más a nuestro lado, entonces, ¿qué debo creer?, ¿lo que dice o lo que hace?
Se que soy repetitiva, pero insistiré tantas veces como haga falta: son los actos los que nos informarán de lo que está sucediendo en realidad.
Son muchas las personas que se han encontrado en estas situaciones. Se sienten como mutiladas, como si les arrancaran una parte de sí mismas y permanecen inmóviles sin reaccionar, fingiendo que todo está bien, que es una simple sacudida pero que pasado un tiempo todo volverá a ser como antes. Y no es así. Hay que enfrentarse a la realidad. Es lo que es y hay lo que hay. Se fue. Todo acabó. Si estamos luchando para demostrarle al mundo que eso no es así y que en realidad nos quiere y que tarde o temprano volverá a ser quien era y todo seguirá igual que antes, acabaremos con la dignidad por los suelos.
Si por nosotros mismos no podemos acabar de cortar, pidamos ayuda. Os aseguro que vale la pena. En ocasiones pasamos incluso años así, esperando a que algo suceda, a que algo cambie, a que todo vuelva a ser como era.
No queremos aceptar que aquello acabó, y esto es lo único que nos ayudaría a redefinir nuestros objetivos y empezar a ir a por ellos.