Cuando dejas de ser tú mismo@
Hace unos días iba caminando por una céntrica calle de Gerona, y pude observar una pareja que discutía efusivamente. La chica parecía muy enfadada, estaba nerviosa y aparentemente dolida. Después, él dijo algo así como, “es lo que hay”, y se fue. A los pocos segundos, ella corrió detrás de él, como si con él se estuviera llevando su propio aliento y no pudiera respirar.
¿Cuantas veces dejamos de ser nosotros mismos?
¿Cuantas veces somos capaces de hacer lo que sea para evitar el rechazo?
¿Cuándo buscamos el reconocimiento o la aprobación de los demás, a cualquier precio?
¿Cuántas veces aceptamos cosas inaceptables por no enfrentarnos a la soledad?
Hacer esto, en cualquiera de sus formas, en mi opinión, es un error muy grave. Fatal.
Y esto nos puede pasar en todo tipo de relaciones: pareja, amigos, familiares, trabajo, etc.
Como siempre, para repararlo es necesario un trabajo personal. Así podremos darnos cuenta y tomar conciencia de qué es lo que está pasando.
Cuando dejamos de ser nosotros mismos
Deberíamos empezar por atendernos a nosotros mismos. ¿Te estás ocupando de ti mismo? ¿Estás siendo auténticamente tú, en tu vida? ¿Sientes que estás viviendo tu propia vida?
Demasiadas veces me encuentro con personas que ya no saben ni como son. Se han desconectado de su versión más auténtica. Y esto hay que remediarlo cuanto antes.
Son personas que para agradar a los demás, centran toda su atención en lo que creen que el otro espera de ellos, y así es como se comportan, sin importar si esa forma está en sintonía con su manera de ser o no.
Si al hacerlo reciben reconocimiento, halagos y ven que le gusta al otro, eso va a fortalecer esa conducta. Y van a seguir así, aunque en el fondo nunca se van a sentir felices.
Y con esto estamos hablando, de hablar de una manera determinada, comportarnos de una manera determinada, hacer ciertas cosas para el otro, tener una actitud concreta, aceptar ciertas cosas que uno no aceptaría jamás, etc.
He visto muchos casos de “sumisión al otro” en todos los ámbitos, por ejemplo en una relación de pareja con dependencia emocional. Si ocurre en el trabajo es por una falta de seguridad desmesurada producida por la desaprobación recurrente. A veces también se da en relaciones de amistad producto de diferencias de personalidad.
En cualquiera de los casos, siempre se debe a una baja autoestima y a un bajo autoconcepto de uno mismo. Cuando consciente o inconscientemente nos sometemos al otro y dejamos de ser nosotros mismos, es porque no nos valoramos ni vemos lo importantes que somos o las abundantes cualidades que tenemos.
¿Qué pasaría si el otro nos dice que no quiere continuar con la relación? ¿Si el jefe nos despide? ¿Si perdemos ese amigo que tanta ansiedad nos genera? Pasaría que tendríamos que hacer un proceso para aprender a estar con nosotros mismos, para hacer las paces con la soledad. Aprenderíamos a disfrutar de pequeños instantes únicos como escuchar una canción, sentir la propia respiración o ver la lluvia caer. Los disfrutaríamos en paz porque en nuestro interior habría serenidad, calma, quietud. Todo esto es lo que encuentra la persona que es auténtica, que se muestra tal como es. Con o sin miedo, pero teniendo claro que esto es lo que siente. Si somos personas íntegras, personas que tenemos una coherencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos, seremos felices.
No somos conscientes de nuestro potencial y tenemos miedo de que el otro nos rechace, nos abandone o decida prescindir de nosotros. Esto nos produce pánico, nos paraliza, y hace que lleguemos a hacer un pacto con el diablo si hace falta.
Y todo por unos instantes de “placer”, ya que a la larga, hacer esto nos va a destruir.