Cuando el otro tiene dudas – Relación de pareja
Vamos a ser claros. Sabéis que siempre digo que si el otro no sabe si quiere estar contigo es que no quiere estar contigo. Puede ser que en cuanto nos dice esto ya tenga otra persona en su vida, alguien de quien se ha enamorado locamente o puedes ser que no y que tan solo necesita aire fresco, un cambio, sentirse libre y volver a conectar con la vida.
A pesar de ello, cuando el otro nos dice que tiene dudas o que quiere dejar la relación (ya sea porque hay otra persona o aunque no la haya), acostumbramos a reaccionar de dos maneras posibles:
- Nos enfadamos mucho, sobretodo si hay alguien más. Le reprochamos al otro cómo nos puede estar haciendo esto, con todo lo que nosotros hemos dado por la relación, el tiempo invertido, dinero gastado, actividades a las que hemos renunciado, personas a las que hemos soltado, etc.
- Nos hundimos completamente en el papel de una auténtica víctima. Suplicamos, lloramos, rogamos, nos arrastramos, prometemos, juramos…en definitiva, le demostramos al otro que estamos dispuestos a tirar por la borda nuestra dignidad, a cambio de que no nos abandone. Este es el papel que adoptamos cuando hay dependencia emocional debido a que nuestra autoestima es inexistente.
Ante semejante espectáculo, lo más probable es que el otro se sienta muy culpable por estar haciéndonos tantísimo daño, e incluso puede que reconsidere la idea de dejarnos y decida quedarse…Sea como sea, esto no va a ir a ninguna parte a menos que haya cambios importantes entre nosotros.
Está claro que desde el enfado y los reproches, así como desde la víctima desvalida, no vamos a despertar el amor ni la admiración de nadie.
Es importante que ambos hagamos un ejercicio de conciencia, para aprender qué es lo que nos ha hecho llegar hasta este punto.
Intentamos hacer memoria y recordamos que al principio nos queríamos, estábamos ilusionados, compartíamos actividades, nos nutríamos el uno del otro…
Cuando aparecen las dudas en las relaciones de pareja
– Dejamos de darnos afecto. El reconocimiento hacia el otro, mostrarle nuestra admiración por lo que hace (ya sea por los éxitos que consigue o por el esfuerzo que hace para llegar un poquito más arriba o seguir avanzando), hacerle saber lo que sentimos hacia él/ella a menudo, que sepa el deseo o la pasión que nos despierta y demostrárselo en nuestra intimidad, etc. Todo esto son caricias afectivas imprescindibles para mantener vivo el latido de nuestra relación.
– Dejamos de escuchar al otro. Puede que haga tiempo que nos está reclamando atención, afecto o ayuda y ni tan solo nos hayamos dado cuenta. Se encuentra solo/a a pesar de tenernos a su lado. Estos son los casos en los que con más frecuencia aparece una tercera persona. No debemos olvidar nunca que hay que escuchar a nuestra pareja, hay que escucharle cuando habla y cuando no habla. Siempre nos estamos comunicando, constantemente. Si dejamos de hacerlo, la relación empieza a desaparecer y perdemos la amistad que en algún momento nos acercó tanto.
– Dejamos de construir. En toda relación siempre hay que estar construyendo. Tenemos que construir juntos, a la misma velocidad y tener claro que vamos hacia la misma dirección. Puede que en algún momento uno tenga que coger el timón porque el otro está pasando por un proceso complicado pero es básico que nunca lo suelten. Si eso pasa, al final el que estaba tirando se acaba cansando y también lo suelta. Ya no tiene sentido y la relación desaparece.
No te pierdas el siguiente vídeo: Cuando hay dudas en la relación
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