Cuando falta el amor…
Julia acudió a mi consulta en busca de ayuda. Llevaba años tomando ansiolíticos y su pena no cesaba. No comprendía nada. No lograba entender por qué si Jesús la había dejado hacía 5 años, ella seguía llorándole, sobretodo si tenía en cuenta que no fue feliz con él ni un solo día, de los 39 años de matrimonio que compartieron.
Él fue su primera y única pareja. Le aceptó para huir de una familia en la que no encontraba cariño ni comprensión. Aguantó todo en su matrimonio: que Jesús desapareciera los fines de semana, que no trabajara y se gastaba el dinero que ganaba ella, que jamás se comunicara con ella, que no le diera ninguna muestra de afecto, que no colaborara absolutamente en nada de su vida en común…NADA. No eran amigos, ni amantes, ni nada de nada. Ella le asistía a él, y poco más. Tuvieron dos hijos a los que ella siente que no dio el cariño que merecían.
Julia sentía mucha ansiedad principalmente por dos motivos:
No comprendía, ¿por qué no les supo transmitir a sus hijos el amor que sentía por ellos? ¿por qué nunca supo cómo decirles “te quiero” ?
¿Por qué seguía llorando y conectando con la rabia hacia su marido que hacía tiempo se había ido?
Por un lado, Julia sentía muchísima rabia, pero no era hacia su marido (como ella creía) por haberla tratado tan mal, ya que él jamás la obligó a que siguiera a su lado, a que le aguantara. La rabia que sentía Julia era hacia ella misma, por haber permanecido tantos años a su lado y no haberse largado. Ella era la que trabajaba, era autosuficiente, podría haberlo hecho pero no lo hizo porque creyó que era lo mejor para sus hijos. Este es un grave error puesto que como siempre decimos, para los hijos es mucho más sano ver a sus padres separados pero felices, que juntos y en una relación completamente tóxica.
Por otro lado, con el paso de las sesiones Julia comprendió por qué no les dio a sus hijos el cariño que les hubiera querido dar.
La verdad es que cuando revisamos su historia personal, su infancia y todo lo que de niña había vivido, ni yo misma pude evitar levantarme y abrazarla fuerte…
Hay personas que han sufrido tanto, tanto…y era precisamente por ese motivo, por el maltrato desde tan pequeña, por los abusos, por los castigos, por los abandonos, por la falta de empatía, de cariño, de protección, de salud, etc, con la que aquella niña había crecido, por lo que de mayor no tenía en su “maleta” unas pautas de conducta afectuosas. Nadie se las había enseñado.
Para ella todo lo malo que le pasaba era “lo normal”, puesto que era con lo que había crecido.
Siempre trató bien a sus hijos pero no sabía transmitirles todo lo que sentía por ellos a pesar de quererles más que a su vida. Y si alguien le daba amor con abrazos, besos o palabras de reconocimiento, se ponía a llorar desconsoladamente sin saber por qué.
Ahora Julia es una mujer nueva. Se ha perdonado a si misma por todo lo que aguantó con su ex marido, comprendiendo que no era consciente de por qué lo hacía y aceptando que en ese momento no supo hacerlo mejor. Tiene claro que no volvería a aguantar nada parecido y ha hecho las paces consigo misma.
También se ha reunido con sus hijos y les ha dicho todo lo que siente por ellos y que nunca había conseguido transmitirles. La conversación con ellos duró varias horas, y la describe como “el momento más importante y maravilloso de su vida”. Ellos no tenían ni idea de lo que ella había vivido (debido a la falta de comunicación), y el hecho de saberlo, hizo que sus corazones se acercaran hasta el punto que el amor tan grande que les apretaba el corazón, se derramara y los uniera con un vínculo muchísimo más fuerte.
“Julia, muchísimas gracias por confiar en mí, por mostrarme tu vida como lo hiciste y por permitirme abrazarte a pesar de tu dolor”