Después de una ruptura – Relación de pareja –
Y finalmente Sonia dijo:
“En realidad, creo que la peor parte de esta historia no fue perderle a él, si no perderme a mí”.
Es cierto que cuando piensas en lo que significa la ruptura, eso te conecta con la soledad, el vacío y el desamparo. Asociamos la pérdida del otro con la desesperación y la necesidad de conseguir que vuelva a llenar cuanto antes ese espacio que dejó en nuestro interior.
Aun así, cuando el final es definitivo, por mucho que lloremos, supliquemos o nos lamentemos, tarde o temprano tenemos que afrontar la realidad de vernos de nuevo lamiendo las heridas de nuestra propia soledad.
Y entonces el tiempo, que es nuestro gran aliado, nos cuida y nos protege y hace que vayamos sanando poco a poco, día a día, y que todo parezca un poquito más lejano y menos doloroso.
Y de repente, miramos atrás y vemos aquella relación con nuevos matices y muchos más detalles…detalles que antaño quisimos esconder o ignorar pero que fueron los causantes de tantos problemas en la relación. Mentiras determinantes, palabras inadecuadas o ausencia de caricias, todo ello teñido del color de un amor aparentemente sano y leal.
Y así, observando el pasado y volviendo al presente una y otra vez, es como nos damos cuenta de que tantas lágrimas fueron causadas por esas viejas formas de entender el amor. Formas caducadas, obsoletas y pasadas de moda que a tantos han hecho sufrir.
Y es en ese momento, cuando tantas Sonias del mundo lo comprenden. Lo peor no es perderle a él, es perderse a uno mismo.
Aun así, hay que recordar que el hecho de vivir estas experiencias dolorosas, no nos hacen ni más débiles ni menos capaces, sino todo lo contrario. Cada vivencia nos aporta, nos enseña algo nuevo que deberemos identificar. Es muy importante que tengamos claro qué hemos aprendido de las relaciones de nuestra vida que no han funcionado, especialmente si vemos que se repiten las mismas situaciones una y otra vez.
No debemos caer en el error de culpar al otro. En vez de eso, hay que mirar hacia uno mismo y encontrar el «para qué» elegimos personas que no encajan con lo que nos gusta de verdad. Es importante saber qué tienen esas personas con las que hemos estado, que tanto nos atraía. Algunas veces no somos capaces de encontrar ni un solo motivo, otras veces tienen varias cosas que nos gustan de una pareja, y en otros casos encontramos un motivo o dos. En cualquiera de ellos, la cuestión es que no elegimos bien, pero a pesar de ello, después de vivir aquellas relaciones somos mejores, más fuertes, más conscientes o más seguro/as. Si hemos sufrido, nos hemos fortalecido, de eso no hay duda.
No nos olvidemos de buscar siempre lo que nos ha aportado vivir esa experiencia y así haremos que cada capítulo de nuestra vida haya valido la pena.