El cazador adicto – Relación de pareja
En este post os quiero hablar de un perfil más habitual de lo que imaginamos. Es la historia de Rocío, aunque podría ser la de muchísimas otras mujeres y también de algunos hombres.
Rocío estaba felizmente casada con su marido Vicente. Se conocieron en un cásting en el que buscaban actores para un musical que se estrenaría en unos meses. Los dos eran actores y el trabajo era su pasión, por lo que tenían mucho en común.
Conectaron en seguida y a los pocos días se convirtieron en pareja. Ella se mudó al piso de él y así empezaron su relación. Cuando llevaban poco más de un año, una amiga común le dijo que quería hablar con ella. Le explicó que Vicente había empezado a hablar con ella a través de Facebook con insinuaciones directas que la hacían sentir muy incómoda. Quería saber si ellos dos aún estaban juntos porque aquello no le gustaba en absoluto.
A Rocío se le vino el mundo encima y por supuesto su autoestima se hizo añicos. No lo podía creer. Sentía una mezcla de rabia, ganas de llorar y una profunda decepción. Algo se rompió en su interior. No obstante, decidió pedirle alguna explicación a Vicente, y él reaccionó de lo más normal, negándolo todo y explicándole que era esa amiga estaba enamorada de él y como él no le hacía caso se había inventado aquello para separarles.
En fin, una excusa muy común, ¿verdad?
La cuestión es que Rocío decidió creerle porque no se imaginaba seguir sin él y siempre le decía que la quería tanto.
Pasaron tres o cuatro meses y él empezó en un musical nuevo, también con muchos actores, y como en ese mundo se conocían casi todos, otra chica le explicó una historia similar a la que ya había vivido. ¿De nuevo Vicente estaba actuando así? ¿Flirteando con otras chicas? Ésta, sin embargo, le explicó que al principio creyó que él no tenía pareja e incluso quedaron un día para tener sexo Él le explicó que tenía pareja pero que eso no era ningún problema para él, que no tuviera miedo y que se dejara llevar sin usar tanto la razón. Después, la chica se enteró de la existencia de Rocío y se sintió muy mal por lo que quiso quedar con ella y contarle la historia. Más que nada para que supiera con el tipo de persona que estaba.
Rocío ya no pudo más y esa vez ni tan solo intentó hablar con él. Hizo las maletas y se largó. Cuando él se enteró fue tras ella suplicándole que no le dejara, que aquello no era cierto y que lo que había de cierto no tenía ninguna importancia, que no pasaría más…
Sin embargo, Rocío ya tenía suficiente. Se fue y cuando corrió la voz de que le había dejado, empezaron a explicarle otras chicas que había hecho lo mismo con ellas. Las escribía, las seducía, era directo y provocador. Les hablaba de una manera descarada y excitante que muchas no podían esquivar.
Son personas que no buscan nada, sólo el flirteo para ver que pueden manipular a las que quieren y el sexo ya sea a través de las palabras o en encuentros puntuales. No tienen filtro, les va bien cualquier mujer y utilizan frases y argumentos muy parecidos con todas ellas. Son como presas para ellos. Evidentemente se sienten vacíos y tristes y al final, tarde o temprano acaban quedándose solos.
Algunas caen en sus redes y puede que no se den cuenta de que todo es una estrategia. Si se enamoran de la imagen que han creado de él en sus mentes, les costará más cortar esas emociones. Otras los ven venir de lejos y se apartan sin más.
Sea como sea, hay que vigilar con esos “cazadores adictos”. Los hay por todos lados y si un día tenemos la sospecha de que estamos al lado de uno, os aconsejo que olvidéis por completo las segundas oportunidades. Volverán a ello, no hay duda.