El por qué de todo.
Las tardes de domingo siempre me han cubierto con un halo de tristeza, nostalgia, añoranza y reflexión… Son tardes grises y desteñidas que me llevan a analizarme, a cuestionarme y a preguntarme innumerables “por qués”.
Voy desgranando mi vida y un alud de recuerdos e imágenes colapsan en mi mente. Y me acuerdo de esa historia que me ha estado empujando desde entonces, hasta llegar aquí. Una historia de amor y mucho sufrimiento. Una gran persona con quien jamás iba a poder ser feliz, aunque eso yo no lo sabía. Y aunque pudiera intuirlo no me interesaba lo más mínimo.
“Tenía que ser él”, eso es lo que pensamos tantos cuando estamos atrapados en una dependencia emocional. “Tengo que lograr aceptarle como es, a pesar de que a mí me gustaría que fuera diferente” “Tengo que dejar de esperar que mire hacia la misma dirección de mis sueños…y si es necesario ya renunciaré yo a ellos, para poder mirar en la dirección de los suyos”. Incluso llega un momento en el que ni siquiera recuerdas si tenías sueños. Los has olvidado, te dices que en realidad tampoco eran tan importantes, te autoengañas repitiéndote que eres muy feliz…
Y te vas perdiendo a ti mism@, tu imagen se va desdibujando y dejas de ser tu. Tu esencia yace dormida en algún rincón de tu interior, abrazada a la esperanza de que algún día regreses a por ella y la hagas despertar.
Me acuerdo de tantas noches llorando con desconsuelo hasta que mi cuerpo no podía más…Y me dormía exhausta…Y me despertaba día tras día mucho antes que el Sol…y volvía de nuevo a mis “Por qués”…
Hoy sin duda tengo la respuesta y la certeza de que aquello que más nos hace sufrir es lo que más nos enseña, es de lo que más aprendemos y lo que más nos ayudará a crecer.
En mi caso fue determinante. Aquella experiencia tan difícil para mí, marcaría mi camino para siempre.
Hoy me siento muy agradecida y aunque no puedo hacer nada para evitar que tantas otras personas estén sufriendo en silencio ahora mismo algo igual, voy a dedicarme en cuerpo y alma a extender mi mensaje, fruto de una experiencia similar.
Merecemos ser felices en nuestra relación de pareja. Cuando elegimos a alguien, tiene que ser para estar mejor, en todos los aspectos, que cuando estábamos solos.
Como siempre, insisto. Eso de que en el amor hay sufrimiento es una idea que me parece absolutamente pasada de moda.
Levantemos nuestra dignidad, abracemos con fuerza nuestros valores y demos la mano a quien tenga sueños que podamos compartir.