Entre dos aguas – Relaciones tóxicas

Hoy quiero hablaros del caso de Ana, porque me parece de lo más frecuente y habitual. Todas las Anas que lo lean sentirán que es su propia historia porque siempre que esto sucede, se da exactamente igual.
Ana era feliz en su relación de pareja, sobretodo desde que hacía dos años había nacido la pequeña y deseada Ivet. Puede que en los últimos meses se hubieran distanciado un poco con Pedro, pero él había estado muy presionado por su jefe y ella intentaba dejarle su espacio y respetaba sus ratos de introspección.
La cuestión es que Pedro decidió apuntarse a Inglés para ocupar la mente en algo diferente y allí conoció a Esther.
Ana se dio cuenta de que él empezaba a estar mucho más animado, se arreglaba de nuevo, y empezaba a tener ilusiones otra vez.
Un fin de semana cualquiera cuando volvían de hacer una excursión a la montaña con su hija, Ana tenía el móvil de Pedro en la mano porque estaba buscando una dirección. De repente le llegó un mensaje de una «Lidia» (dirigido a él) en el que ponía algo así como:
– Con ganas de que vuelva a ser jueves a las 19h para verte de nuevo…Un beso dulce.
A Ana se le quedó la sangre helada en un segundo. ¿Quién era Lidia? ¿Por qué le hablaba de aquella manera? De repente se dio cuenta que los jueves era el día en el que Pedro iba a Inglés y allí, en ese preciso instante, su mundo se derrumbó.
Cuando llegaron a casa, Pedro le explicó que creía que se había enamorado de Lidia, pero que no quería perderla a ella. Le dijo que no tenía las cosas claras y que pensaba que lo mejor era tomar un poco de distancia para aclararse.
En una semana ya tenía un piso alquilado y se había ido de casa. Allí empezó el calvario de Ana.
¿Por qué? Porque Pedro quedó atrapado entre las dos. Se había enamorado de Lidia y no quería dejar pasar la oportunidad de estar con ella, quería vivir esos momentos en los que sentía las emociones con tanta profundidad.
Pero al mismo tiempo no quería perder a Ana. Era su mujer, tenían una hija, sabía que ella le quería y que estaba dispuesta a esperar un tiempo hasta que él tuviera claro qué era lo que quería hacer.
Estaba una semana fuera, luego el fin de semana iba a casa de Ana para estar con la niña y ahí Ana le preparaba los mejores manjares, le lavaba la ropa, le cuidaba como el que más. Luego el lunes le veía marcharse a su otro piso, y el corazón de Ana se hacía pedazos. No hacía más que llorar hasta que llegaba el siguiente viernes y le veía volver…
Ana sabía que entre semana estaba con Lidia, era evidente, pero le iba preguntando si ya lo tenía claro y él decía que no. Cuando Ana le decía que ya no podía más, que quería poner punto y final a aquello, entonces él le prometía que quería estar con ella y la niña. Volvía a casa y a las dos semanas se iba, de nuevo otra vez.
Sin darse cuenta pasaron seis meses y todo seguía igual. Bueno, igual no, ya que Ana estaba cada vez más desgastada y más destruida. Seguía esperando que Pedro tomara una decisión. Él le decía que la quería mucho y ella le creía, pero ¿eso era querer? Y si eso era querer, ¿le gustaba a ella esa forma de amar? Quizás no era el tipo de amor que ella esperaba de su pareja. ¿Si la quisiera de verdad, estaría también con otra persona?
Tan solo hay una respuesta a todas estas preguntas: NO.
Cuando estamos en la situación de Ana, es muy importante que toquemos fondo cuanto antes y para hacerlo, hay una serie de ideas que nunca tendríamos que olvidar:
– Si alguien te quiere, jamás preferirá estar lejos de ti antes que estar a tu lado. Ni se le pasará por la cabeza irse a otro piso sin ti.
– Si alguien te quiere, se va a centrar en ti y no hará NADA que sepa que te va a hacer daño. Y mucho menos lo hará de manera reiterada viendo como te destruyes cada vez más.
– Si alguien te quiere, sus actos van a coincidir con sus palabras. Te lo dirá pero sobretodo te lo demostrará. Si no te hace sentir querido/a, es que no te quiere o es como si no te quisiera.
– El tema del “tiempo” ya sabemos que es una arma de doble filo. Cuando tu pareja te pide tiempo es que no sabe si quiere estar contigo. Aunque te diga que sí lo sabe, si necesita tomarse un tiempo es que NO te quiere y NO quiere estar contigo.
Lo que sucede es que Pedro no quiere perder la estabilidad que tenía con Ana ni todo lo que habían construido, pero tampoco quiere renunciar a Lidia.
Adopta una postura egoísta en la que él también sufre pero que solo tiene un posible final.
Ana tendrá que asumir que su relación acabó, tocar fondo, rehacer su vida y reconstruirse por dentro otra vez.