Lo sé…pero no soy capaz – Dependencia Emocional

Si tuviéramos que elegir una frase que definiera lo que siente una persona que sufre dependencia emocional, sin ningún tipo de dudas, sería esta: Lo sé, pero no soy capaz.
La persona que está atrapada en una relación que no funciona, pasa por una primera fase de autoengaño en la que sigue repitiéndose a sí misma que todo va bien, que cuando hay algún problema va a ser pasajero y enseguida desaparecerá y que pronto la relación se va a convertir en lo que estamos seguros que puede llegar a ser (y que casualmente no ha sido nunca…). Queremos creer, soñamos en que aquello se convierte en realidad y nuestra pareja nos hace felices, transformándose en la persona ideal. Apostamos a ciegas por esa esperanza que se debilita inevitablemente día tras día y la relación se nos va escapando de las manos como si fuera agua, y nos angustiamos al verlo pero seguimos repitiéndonos que vamos a conseguirlo…
Es una primera fase compleja y llena de sufrimiento a pesar de que no lo aceptemos o no queramos admitirlo. Ahí está y nuestro cuerpo se va resintiendo poco a poco. Es entonces, cuando esta fase va dando espacio de manera inevitable a la segunda parte del proceso. Lo tenemos delante, es tan claro que ya no podemos negarlo y ya no nos podemos engañar ni a nosotros mismos. Sabemos que aquello no puede ser, que no es normal, que no es lo que queremos o simplemente que no somos felices. No siempre se trata de que haya un maltratador o que nuestra autoestima esté bajo tierra, pero si hay algo en común, es que no nos sentimos felices con nuestra vida. La vitalidad que teníamos se ha ido apagando, nuestras ilusiones, nuestras ganas de crecer, de disfrutar, de vivir…ya no sabemos donde están.
Y nos miramos y el pensamiento siempre es el mismo… Sí, lo sé, pero no soy capaz, no sé cómo hacerlo, no puedo. Esto, como os podéis imaginar, genera en la persona una sensación de frustración y de impotencia enormes. Es como encontrarte dentro de una jaula en la que no quieres estar pero no sabes por dónde escapar…tienes miedo de lo que habrá fuera, de los peligros del exterior, y se mezclan las ganas de salir y volar con el miedo a lo que pueda suceder una vez allí. Pero a pesar de todo, queremos salir.
Por eso en muchas ocasiones, estas personas se encuentran con otros seres que quieren ayudarlos y lo hacen con frases como: – ¿Pero no lo ves que tienes que salir de esta relación? ¿No te das cuenta que es dañina? ¿Que no te hace feliz? Y ellos piensan, ¡claro que me doy cuenta, pero no puedo, no sé como hacerlo!!!
Cuando nos encontramos así, si no logramos salir por nosotros mismos, es muy importante buscar la ayuda terapéutica adecuada. Se sale rápido, pero no cuando nos explican lo que nosotros ya sabemos si no cuando utilizamos las herramientas adecuadas.
La luz del final del camino está siempre muy cerca, tan solo necesitamos ponernos a caminar en la dirección adecuada.