¡Me cuesta mucho decir no!
¿Por qué nos cuesta tanto decirle a otra persona que no? (No gracias, lo siento pero no, la verdad es que no me apetece). ¿Cuál es el miedo que se esconde detrás de esa dificultad ante la que deciden rendirse tantas personas?
He visto a muchos que han llegado a situaciones inverosímiles, personas que han permitido tanto y han llegado tan lejos con ello, que incluso, en ese camino tan angosto, se han perdido a sí mismas. Y luego, de tan perdidas, ni siquiera vuelven a encontrarse. Es triste y duro pero es una situación de lo más común.
Una de las explicaciones para este frecuente fenómeno es, sin duda, el miedo al rechazo, al conflicto, al enfrentamiento y en última instancia, al abandono y miedo a la soledad.
Y ¿por qué tenemos miedo a que esto nos conduzca directamente al rechazo y al conflicto, al juicio y a la soledad?
A menudo lo relacionamos con el egoísmo. Creemos que nos convertiremos en personas egoístas ante sus ojos y claro eso es algo muy dañino para nosotros, pero, ¿decir no es ser egoísta? Aquí sí que debemos responder con un inmenso ¡No, para nada! ¡nada más lejos de la realidad!
¿Cómo podemos considerar a alguien egoísta, solo porque decide vivir su vida y hacer sus cosas a su manera? Lo siento, pero no puedo estar más en desacuerdo y esto, lo podríamos aplicar a muchas situaciones..
Por el contrario, egoísta es quien te pide a ti (o peor aún, te exige) que vivas tu vida a su manera, aquella que crea según su criterio o sus creencias que es mejor para ti. Quien se enfada o te manipula si no procedes como espera y te demanda exigente que lo hagas ya. ¡¡Eso sí que es ser egoísta!!!
¿Por qué tenemos que cambiar? probablemente porque alguien nos ha convencido de que esto es lo mejor para nosotros. Y está bien escuchar a los demás porque puede que digan algo relevante y que nos ayude a despertar de verdad, pero si sentimos que estamos cediendo o alejándonos de los que construye nuestra esencia, entonces vamos mal.
En definitiva, las dificultades para decir no, van unidas a una baja autoestima. Todo, al fin y al cabo está estrechamente relacionado con la autoestima. Para lograr un cambio, es muy importante que hagamos un proceso para recuperar el contacto con nuestra valía personal. Es necesario que dejemos de menospreciarnos y de creer que los demás son más importantes que nosotros y aprendamos a valorar las muchísimas cualidades y talentos que poseemos. Cada uno tenemos los nuestros y por eso somos únicos e irrepetibles. Nadie es más importante que nadie, pero tampoco nadie es menos que nadie. Más allá de nuestros títulos académicos, del dinero que tengamos en nuestra cuenta bancaria o de nuestro físico, todos somos lo mismo. Venimos de lo mismo, todos somos lo mismo. Venimos de lo mismo y acabamos exactamente en el mismo lugar.
Por ello, es necesario que practiquemos el arte de decir no. Que nos atrevamos aunque lo hagamos a modo experimental, para ver qué es lo que ocurre después. Si la otra persona se enfada o nos maltrata, ahí le estamos dando la oportunidad para que muestre cuál es su verdadera esencia. Si somos honestos, nos daremos cuenta que no nos interesa alguien así a nuestro lado.
Si por el contrario, al decirle NO la otra persona lo entiende, lo acepta y nos respeta, entonces nos está demostrando que también nos valora y que nos respeta, y que esa relación está basada realmente en el amor.
En definitiva, practicar el decir no, nos ayuda a querernos y a sentir lo importantes y valiosos que somos de verdad, porque si queremos que otros nos respeten, debemos empezar por respetarnos a nosotros mismos.