Mujeres malqueridas – Hombres malqueridos (dependencia emocional)
¿Por qué hay tantas mujeres que se quieren mal a sí mismas? ¿Por la educación? ¿Por su cultura? ¿Por su autoestima?
¿Por qué hay tantos hombres que quieren mal a sus parejas? ¿Por la educación? ¿Por su cultura? ¿Por su inseguridad?
¿Por qué hay tantas parejas que sufren dependencia emocional? ¿Por qué siguen juntos si ya no se quieren? ¿Por qué se engañan a sí mismos? ¿Por miedo?
¿Por qué hay tantas mujeres que tratan mal a sus maridos? ¿Por qué les anulan? ¿Cómo es posible que les prohíban ver a sus hijos, acusándoles falsamente de actos monstruosos, incluso aunque esto perjudique de manera profunda la vida de los pequeños? ¿Por qué les dejan sin nada, simplemente porque se les acabó el amor y eligieron a alguien diferente?
Hombres o mujeres, para mí no hay diferencia cuando se trata de querer mal ya sea a uno mismo o al otro. Atascados en relaciones dañinas, que nos desgastan poco a poco, llorando un día tras otro aunque ni siquiera sepamos por qué. Nos dejamos manipular, perdemos el criterio e incluso la propia autonomía. Sin el otro dejamos de ser y se diluye nuestra identidad. Son frecuentes las ocasiones en las que hay algo que no nos parece bien, intentamos expresarlo y sin saber por qué acabamos pidiendo perdón…el otro toma el control, nos manipula, le da a los hechos una nueva perspectiva y le damos la razón…a pesar de que por dentro sentimos una punzada de dolor que nos duele en silencio…hemos vuelto a renunciar a nosotros mismos, pero si es para evitar un conflicto y que todo siga bajo esa aparente armonía, todo está bien.
A veces elegimos parejas intermitentes, amores clandestinos, escuchando una melodía de fondo que suena a “No quiero comprometerme con nadie” aunque sigamos creyendo que al final se va a enamorar o bien otra como “Voy a dejarla, tú eres con quien quiero estar”, a pesar de que ese día no a llegará nunca.
Mujeres u hombres que se vuelven sumisos, complacientes, siempre pendientes del otro, olvidando qué sienten dentro de sí mismos y adaptándose a lo que sienta su pareja. Personas muy fuertes que olvidan su poder mientras se convencen de su vulnerabilidad para continuar su camino sin el otro. Y aguantan esa relación a pesar de no encajar con lo que siempre habían querido encontrar, con lo que buscaban en realidad. Renuncian a sí mismos, a lo que les gusta de los demás, a lo que admiran, a lo que les llena y les aporta, para quedarse con una persona que no les despierta nada de todo esto. Son numerosas las ocasiones en las que te dicen: “La verdad es que no sé que es lo que veo en él/ella, porque no encaja conmigo…ni tan solo me gusta físicamente”
Como dice Mariela Michelena, “se trata de amores que suelen quedar un poco estrechos de cintura y holgados de espalda. Amores que son «de otra talla», que no le sientan bien a casi nadie y que, no obstante, insistimos en llevar a cuestas a pesar del sufrimiento que nos supone”.
En estas ocasiones, podemos estar seguros que si permitimos que nos quieran de esa forma (a la que yo no llamo ni siquiera “querer”), es porque no nos queremos a nosotros mismos. Nuestra autoestima dañada necesita que nos dediquemos a ella, que empecemos a reforzarla observándonos con atención y centrando en nosotros nuestra principal prioridad.