No debes renunciar a ti

Cuando empezamos una relación de pareja, y a lo largo de toda su duración, es muy importante que no dejemos de ser nosotros mismos.
Esto implica conservar nuestros valores más básicos, nuestra esencia, todo aquello que nos hace ser nosotros mismos. Si uno renuncia a aquello que es, no será feliz.
Hay muchas personas que debido a su miedo a estar solos, al abandono o a descubrirse de verdad, cuando empiezan una relación se entregan al 1000% y esto siempre acaba pasando factura. En primer lugar, porque no le podemos exigir al otro que haga lo mismo (y a menudo esto es lo que pasa). Aparecen quejas reiteradas porque el otro no actúa como yo, porque yo doy mucho y el otro no me da casi nada (ya sean muestras de cariño o lo que sea que siente que necesito).
Por otro lado, esto también conlleva que al dar tanto y al volcarnos tanto en la relación, no nos queda espacio para el resto de nuestra vida: para nuestros amigos, nuestra familia, nuestros hobbies, etc… La persona ocupa tanto en nosotros, que empezamos a descuidar estas otras partes que son MUY importantes.
Os pongo un ejemplo muy común que a menudo suele pasar, y sería la persona que no queda con sus amigos hasta que no sabe que su pareja no quiere hacer nada con él. Por ejemplo, un amigo te llama y te dice que han preparado una cena en tal sitio. Es un plan muy atractivo para ti porque tanto la gente que va a asistir como el sitio donde van te encantan!
Desde tu intuición sientes unas ganas profundas de ir… PERO por otro lado, estás pendiente de tu pareja. Quizás querrá hacer algo contigo esta noche. No lo sabes con seguridad y puede que sea ella quien toma la mayoría de las decisiones.
Por ello, tú esperas a que te diga lo que quiere hacer y al final te dice que está cansada y que no quiere hacer nada. Y tú, con ganas o sin ganas, te quedas con ella, pero en tu interior, sientes que donde querrías estar es con tus amigos.
Cuando estamos actuando así, hemos renunciado a nuestra esencia. No estamos siendo nosotros y nos estamos empezando a perder. Aunque creamos que hacemos bien, a la larga nos resentiremos de haber estado actuando así. Y acabará repercutiendo en nuestra pareja, y habremos perdido a nuestros amigos.
No debes renunciar nunca a ti. No es lo mismo que tu pareja esté en el hospital y quieras estar con ella, a que estés pendiente de lo que ella elija para después tú saber qué es lo que te va tocar hacer. Debes preguntarte honestamente, ¿Qué es lo que yo quiero? Y actuar al respecto.
Está claro que nuestra pareja es otra persona diferente y en función de cómo sea yo, estaré en sintonía con el otro o no. Pero en cualquier caso, esto nos lleva a recordar una vez más, que en una relación, nunca hay garantías.