No es egoísmo, es amor propio.

Ser empáticos, comprensivos y generosos es positivo. La solidaridad es un valor necesario para vivir en sociedad. Y claro que es importante que exista un amor generoso en la pareja. Pero a veces dejamos de ver los límites de estos valores y, por miedo a ser o parecer egoístas, comenzamos a dar más de lo que podemos. Y eso acaba perjudicándonos: como individuos y en nuestras relaciones.
Hoy he venido a contaros un secreto: no eres mala persona, ni egoísta, ni egocéntrica, si decides cuidarte, protegerte y atender tus necesidades. Al contrario. Serás una persona que ayude desde la plena consciencia: sin miedo a poner límites, sin sentimiento de culpa, sin falsas responsabilidades… y desde ahí es desde donde se construye el verdadero altruismo. Porque priorizarse no es egoísmo, es amor propio. Y te voy a contar por qué.
El amor propio es responsabilizarte de ti mismo. De tus emociones, de tus batallas. Es poner tus necesidades por encima de los caprichos de los demás. El egoísmo sería usar a los demás para conseguir tus caprichos, pasando por encima de sus necesidades.
Al igual que un médico debe estar vivo, descansado, centrado y sereno para poder operar con plena capacidad, tú debes estar igual para poder dar amor, tiempo y atención a los demás. Si no, todo tu esfuerzo saldrá del miedo que tienes a decir que no, a lo que pueda pasar si no das más de ti… o del sentimiento de culpa que eso te genera.
Por eso te voy a ayudar dándote unos cuantos ejemplos para que sepas del tirón cuando no es egoísmo, sino amor propio.
- Cuidar tu salud mental no es egoísmo, es amor propio: tu mente necesita actuar desde la serenidad, la paz y su bienestar. Ya hay en la vida suficientes problemas como para tener que vivir con la presión y el estrés de responsabilidades que no nos corresponden. Además, nuestra mente es muy poderosa y sabe cuándo no estamos cuidándola, y nos llama a gritos a través de la ansiedad para que dejemos de sabotearnos y soltemos carga.
- Cuidar tu salud física no es egoísmo, es amor propio: porque tu salud es lo más valioso que tienes. Tu cuerpo es tu casa, es donde vives. Y es tu obligación cuidarlo. No esperes a tener un susto para darte cuenta. Empieza ya.
- Respetar tus tiempos y gustos no es egoísmo, es amor propio: una cosa es hacer un esfuerzo por alguien de manera puntual, y otra vivir siempre para los horarios y planes ajenos. Tú tienes tu propio ritmo, y debes respetarlo.
- Atender a tu descanso no es egoísmo, es amor propio: es autocuidado. Nuestro cuerpo y nuestra mente están programados para descansar o colapsar. Así que piensa, ¿qué prefieres?
- Proteger tu salud financiera no es egoísmo, es amor propio: porque no eres responsable de los caprichos o malas gestiones de los demás. Piénsalo no dos, sino tres veces antes de ayudar a alguien económicamente, y mira si realmente lo haces porque crees en esa persona o porque verdaderamente lo necesita. Si en tu fuero interno sabes que lo estás haciendo por miedo a decir que no o a parecer egoísta… no lo hagas, hazme caso.
Que tu estés bien con los demás comienza por estar bien contigo mismo. Y para eso tienes que cuidar tu amor propio. Y si alguien te tacha de egoísta por ello… es su problema, no el tuyo.
¿Qué opinas?
Besos, Silvia
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