¿Por qué me trata así? – Relaciones de pareja
Hace unos días, en uno de los grupos de autoestima que organizo, Marisol estaba compartiendo con el resto los éxitos y dificultades que había experimentado durante la última semana. Nos hablaba de Manuel y de cómo la seguía mintiendo a pesar de que ella sabía que iba con otras mujeres. Le había visto en más de una ocasión.
Ellos dos no tenían una relación seria, según él, y de hecho ya se lo dejó claro al iniciar su historia, pero ella siempre había creído que aquello se convertiría en algo más importante.
Marisol me preguntó: Pero Silvia…¿Por qué hace eso? ¿Por qué me sigue mintiendo?
Esta pregunta es muy importante y nos la hacemos muy a menudo. Es la pregunta que empieza por: ¿Por qué el otro hace…?
Mi respuesta, siempre es la misma. Dicen que cuando señalas a alguien con un dedo, hay tres dedos que te señalan a ti. No se trata de que te preguntes ¿Por qué él…? Sino que debes preguntarte ¿Por qué tú…?
¿Por qué lo permites?
¿Por qué sigues a su lado si no te gusta lo que hace?
¿Por qué sigues quedando con él si no es eso lo que deseas?
¿Por qué sigues engañándote y soñando que cambiará cuando siempre ha sido igual y no tiene ningún interés en cambiar?
¿Por qué te engañas? ¿Por qué te haces eso?
Marisol se quedó callada unos segundos. O sabía todas las posibles respuestas que pasaban en ese momento por su cabeza: miedo a la soledad, por creer que valía más tener esas migajas que quedarse sin nada, por no perder ese hombre que ella había idealizado (a pesar de que ni siquiera encajaba con lo que era en realidad)…
Pero no, la verdad era que no le compensaba. Ella, como muchas otras personas, buscaba la manera de poder seguir con él y llevarlo bien, estar cómoda y no sufrir, pero eso era imposible porque aquello no encajaba con lo que deseaba de verdad. Uno no puede ir en contra de sus sentimientos, de sus valores, de sus deseos. De hacerlo, nos volvemos cada vez más infelices, más angustiados y más obsesivos. Nuestra vida empieza a oscurecer hasta que llega un día que miramos atrás y nos preguntamos ¿Cuándo empezó todo? ¿Es posible que siga igual que hace cuatro años cuando aquello empezó? ¿De verdad voy a seguir con esto, autoengañándome y repitiéndome a mi misma que va a cambiar o que esto va a ser lo que tanto he soñado? Si él me lo dice claro, ¿por qué sigo alimentando esta esperanza absurda?
Al final, Marisol lo comprendió. Son situaciones en las que debemos escoger entre nuestra dignidad o los escasos momentos que el otro nos dedica. Debemos elegir lo que más nos convenga.
Por mi parte, mi labor seguirá siendo ayudar a quién lo desee a recuperarse a si mismo, reconstruyendo la autoestima y priorizando por encima de todo su dignidad. Esta es la única forma de poder empezar a vivir nuestra vida con consciencia y encontrar así a quien sepa valorarlo y quiera compartirlo.