¿Qué es la responsabilidad afectiva en pareja?
La responsabilidad afectiva significa tener en cuenta que todas tus acciones, tus palabras e incluso, tu actitud, tienen un impacto en las demás personas. Esto no significa que seamos responsables de las emociones de los demás, sino que lo somos de la forma en la que actuamos y nos comunicamos. La responsabilidad afectiva consiste en respetar y validar a los demás y tratar con amabilidad sus emociones, aunque no sean nuestra responsabilidad.
La responsabilidad afectiva consiste en reconocer, para empezar, que cuando creas un vínculo con otra persona, ese vínculo implica una serie de compromisos, entre los que está el cuidado mutuo. Pasa en cualquier tipo de relación pero, lógicamente, más en las relaciones sentimentales, donde hay una mayor implicación, exposición, expectativas, intimidad y confianza. Por eso es importante entender muy bien qué es la responsabilidad afectiva.
Responsabilidad afectiva: qué es y su importancia en la pareja
Para empezar: la responsabilidad afectiva empieza cuando nos hacemos cargo de nuestras necesidades y emociones, entendiendo que son importantes y que tenemos que expresarlas, pero hacerlo de manera amable, respetuosa y serena. Por eso el primer paso de la responsabilidad afectiva en pareja consiste en dejar claras nuestras expectativas sobre la relación, sin jugar a juegos o engaños, porque si tenemos responsabilidad afectiva, entenderemos que nuestras decisiones afectan a los sentimientos de la otra persona. No significa eso que tengas que saber qué sientes desde el principio, o que no tengas derecho a cambiar de opinión, porque lo tienes. Sino que significa que comuniques con tiempo, cariño y comprensión tus decisiones, tus planes o, incluso, tus dudas, para que la otra persona pueda a su vez tomar sus decisiones.
Otro punto importante de la responsabilidad afectiva en pareja, o en cualquier otra relación, es trabajar en entender cuáles son nuestras propias heridas, dolores, inseguridades… para entender hasta dónde somos nosotros responsables de lo que ocurre en una situación. Por ejemplo, ante un enfado ¿es toda la culpa de la otra persona o es que a mí me duele especialmente un tema? ¿He reaccionado adecuadamente ante un conflicto de pareja? ¿Hay algo que podría haber hecho mejor? Este tipo de reflexiones nos llevan a ver que también nosotros tenemos responsabilidad y que a veces forzamos el vínculo peleando contra la otra persona, cuando en realidad hay cierto trabajo que deberíamos hacer nosotros mismos.
Cómo conseguir tener una relación afectiva sana
En la responsabilidad afectiva es importante ser claro y directo y evitar ambigüedades, no dejar conversaciones en el aire, o esconder nuestra verdadera opinión. Debemos decir qué sentimos o necesitamos para que la relación sea sana y para ser coherentes con nosotros mismos. Pero eso no significa imponer nuestro criterio o deseo, sino enseñar las cartas para ver cómo, entre los dos, se resuelve una situación. Además, explicar lo que sentimos ayudará a la otra persona a entender por qué necesitamos algo.
También es importante establecer límites claros, pero eso no supone hacerlo de manera autoritaria ni desagradable. Todo lo contrario: en la responsabilidad afectiva es importante hablar con amabilidad, explicando qué sentimos y qué necesitamos, entendiendo que hay que hablar desde el cariño porque lo que digamos y cómo puede afectar a la otra persona y a sus sentimientos.
Y es que uno de los principales pasos de la responsabilidad afectiva es validar los sentimientos de los demás, incluso aunque no los comprendamos. Validar significa dar espacio a esas emociones, reconocerlas sin dudar, y tenerlas en cuenta a la hora de transmitir decisiones.
Pero recuerda: la responsabilidad afectiva no significa que tú seas responsable de los sentimientos de tu pareja. Significa que te comprometes a cuidar el vínculo, sin imponer tus sentimientos o necesidades despreciando los de la otra persona, pero tampoco abandonando tus sentimientos en favor de la otra persona. Se trata de defender lo que tú necesitas validando lo que necesita el otro, y tratando con amabilidad sus sentimientos y emociones.
Aprender a cultivar la responsabilidad afectiva es posible y, además, nos ayudará a ser más coherentes con nosotros mismos y a vivir de una manera más honesta y libre.
Si tienes dudas, ya sabes que puedes encontrarme en redes sociales y todos los jueves en mi programa de Youtube “Confidencias”, donde puedes preguntarme lo que quieras mandándome un audio de menos de un minuto a confidencias@silviacongost.com
¡Te espero!
Besos, Silvia
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