Querido cerebro
¿Sabías que prácticamente todos los seres humanos asociamos la soledad al miedo? En nuestro evolucionado cerebro aún hay partes primitivas que permanecen intactas y que siguen funcionando exactamente igual que lo hacían en tiempos remotos, a pesar de que las circunstancias hayan cambiado radicalmente.
Hace millones de años, aprendimos que ser expulsados de la comunidad podía significar nuestra muerte. Había muchos peligros a nuestro alrededor y estar solos ante todos ellos no tenía un pronóstico muy esperanzador. Por este motivo, el cerebro empezó a asociar tal expulsión del grupo y el hecho de quedarnos solos como una de las situaciones más peligrosas que había que tratar de evitar a toda costa.
Nuestro cerebro tiene dos funciones básicas que explican absolutamente todo lo que hacemos: evitar sufrir y obtener placer.
Debido a estas dos funciones básicas, si decide llevar algo a cabo, es porque en alguna parte de sí mismo siente o tiene la creencia o la certeza de que va a obtener placer, de que eso nos llevará a sentirnos bien y segregará dopamina con ello. Puede ser que se trate de algo que, visto con cierta perspectiva, veamos que es negativo seguir al lado de alguien con quien no somos felices, por ejemplo), que al final nos deja en una situación peor, pero si lo hemos hecho, es porque el cerebro pensó que nos aportaría placer. En esos casos tomamos la decisión de no hacer un cambio y seguir actuando igual porque el cerebro piensa que si lo hacemos, sufriremos aún más de lo que ya estamos sufriendo. Por ello, aunque nos propongamos una y mil empezar a actuar diferente, si no cambiamos esa asociación interna jamás lo conseguiremos.
Nuestro cerebro solo intenta protegernos. Por eso, debemos ser capaces de comunicarnos con él y decirle algo así como: “Querido cerebro, siento mucha gratitud por la gran labor que realizas. Muchísimas gracias por tratar siempre de protegerme de todos los peligros y acercarme al bienestar y al placer. Te lo agradezco muchísimo. Pero en este caso, debes comprender que las consecuencias de no dar el paso que me planteo desde hace tanto tiempo son inmensamente peores que el sufrimiento que pueda sentir si lo doy. Por ello, te pido que me ayudes a conseguirlo”.
Y es que, al final, lo que determina la vida que tenemos y la que vamos construyendo son nuestras decisiones. Por lo tanto, es importante que las tomemos de forma consciente y razonada. Si nuestras decisiones se basan en nuestros miedos más primitivos y sin analizar el coste de las mismas puede que vayamos de error en error y lo pasemos peor de lo necesario.
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Comments
Salir de la inercia , ya sea de un tipo de relación que no es ni relación ni nada, es un paso que hay que dar en frío y echándole mucho raciocinio,así como de otros contextos en la vida,por suerte hay personas como tú Silvia que nos aporta muchísima sabiduría.Un fuerte abrazo.
Gracias por este hermoso artículo 🙏😊
Me ha encantado Sílvia, acabo de tener un micro infarto cerebral y estoy recuperándome parece que lo has escrito para mi. O será que ahora mi cerebro solo se centra en recibir mensajes de supervivencia 🚀🧠
Gracias por tanta ayuda que generas con tu contenido! 🙌🏼❤️
Muchas gracias a ti! ❤️
Muchas gracias, un abrazo!❤️🙏🏽
Gracias a ti! 🙏🏽
Gracias!! Un abrazo🙏🏽❤️