Separación consciente cuando hay hijos
Cuando publiqué mi primer libro Cuando amar demasiado es depender (Ed. Zenit), un periodista de un diario muy importante me hizo una entrevista y puso como titular algo así como, “Cuando nos separamos todos deberíamos ir al psicólogo”. Siempre he sido muy consciente de que jamás dije aquello. Lo que dije fue que, si tras una separación uno de los dos no supera la ruptura, es bueno pedir ayuda para hacer el duelo correctamente y que eso no nos afecte más tiempo del necesario. Yo lo veo muy distinto.
Aun así, cuando pienso en las separaciones que se producen habiendo hijos pequeños, debo confesar que se trata de situaciones mucho más complejas y delicadas a las que debemos prestar una atención mucho más profunda.
Cada vez son más las personas que vienen a realizar algunas sesiones porque por ser sus hijos lo más importante, quieren hacerlo de la mejor manera posible. Y eso me parece que dice mucho de los padres que lo hacen. Está claro que hay casos en los que uno querría pedir asesoramiento y el otro no, pero cualquier información es buena y nos viene bien.
Separación consciente cuando hay hijos de por medio
La importancia de una buena gestión emocional
Vemos muchas veces que, aunque un padre siempre quiere hacerlo lo mejor posible, por estar atravesando una ruptura (a menudo no deseada) y un proceso de duelo, no lo hace correctamente con sus hijos. A veces hay una clara sobreprotección, otras veces uno actúa desde la víctima delante del niño, otras siente rabia contra el otro progenitor por considerar que no está haciendo las cosas correctamente… Hay situaciones que no son nada fáciles de gestionar y más cuando hay sentimientos y emociones de por medio, y además, teniendo en cuenta que nadie nos ha preparado para esto. Igual que no nos preparan ni nos enseñan a ser padres, no nos preparan para enfrentarnos a una separación con hijos en común y cuando dos padres se separan de forma consciente, buscando siempre lo mejor para el hijo, los resultados a la larga se notan claramente.
Una separación de los padres no tiene por qué ser un trauma de por vida para el niño. Un trauma se produce cuando hay un abandono o una pérdida de uno de los dos, eso sí que requiere de un proceso para asimilarlo y gestionarlo bien por dentro, pero una separación, siempre que esta permita la presencia de ambos por igual en la vida del niño (siempre que no se trate de una persona tóxica o peligrosa para el niño), no le genera ningún trauma.
Por esto, tras todos estos años de experiencia, siempre es recomendable y muy positivo hacer una consulta a un experto para saber si el modo en el que estamos haciendo las cosas, es el mejor para el correcto desarrollo emocional de nuestros hijos tras la separación.
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