¿Te responsabilizas de tu vida?
Estoy segura de que la mayoría de nosotros hemos escuchado alguna vez que debemos asumir la responsabilidad de nuestra vida. Pero vamos a ver si todos tenemos claro lo que significa esto en realidad.
Para muchas personas que son independientes, implicará tener un buen trabajo o ganar el dinero suficiente como para mantenerse y no tener que depender de nadie. Pero aun así, a menudo cargamos la responsabilidad de todo aquello que no nos sale, como querríamos, sobre los hombros de otras personas. Es decir, sentimos que no está en nosotros, sino que nuestra vida depende de factores externos. Lo demostramos con frases que escuchamos con frecuencia como:
“por culpa de mi marido, los últimos 20 años de mi vida han sido lamentables y he sido una infeliz”
“si tengo que trabajar en este sitio horrible, es por culpa de como está el mercado laboral”
“si estoy deprimida, es por culpa del cáncer que he tenido”
Muchas personas os vais a sentir identificadas con estas situaciones u otras similares, y esto es bueno, porque es así como se toma conciencia de por dónde hay que empezar a trabajar.
Lo que habría que tener muy presente, es que siempre que culpamos a algo o alguien externo a nosotros de aquello que nos pasa, lo que estamos haciendo es renunciar completamente a nuestro poder, a nuestra capacidad de resolver cualquier situación que no nos guste, llevándonos a un estado de bloqueo y estancamiento.
Si renuncias a tu responsabilidad, no avanzas, te estancas, deteniendo así tu proceso de crecimiento.
Asumir la responsabilidad de tu vida para tu crecimiento personal
–No culpar a nadie de lo que uno es, tiene o siente. Implica asumir que todo lo que pasa por nuestra mente, somos nosotros que lo creamos. Si decidimos ver las cosas de una manera determinada, es cosa nuestra, y los demás no tienen demasiado que ver en ello. Si sientes que tu matrimonio te ha hecho perder un montón de años, que no has sido feliz… tienes que pensar que de alguna manera tú lo has permitido. Podrías haberte ido, podías haber hecho un cambio de actitud y la situación habría cambiado irremediablemente.
–No autoculparse. Asumir la responsabilidad, no es lo mismo que sentir que la culpa de lo que ha pasado es mía. La palabra “culpa” provoca un gran malestar y tiene un peso innecesario para nosotros. Deberíamos borrar la culpa de nuestra mente. Culpable es aquel que hace algo conscientemente, de manera premeditada, para hacer daño a otro. Nosotros, no hacemos las cosas para hacernos daño de manera intencionada. Por lo tanto, no somos culpables de nada, pero sí que somos responsables, y si algo no nos gusta o no nos hace felices, está en nuestras manos cambiarlo.
–Tomar conciencia de cuando NO hemos asumido la responsabilidad. Para poder cambiar en este aspecto, debemos darnos cuenta de cómo hemos actuado hasta ahora, de cuáles han sido las ocasiones en las que no nos hemos responsabilizado de todo aquello que no nos iba bien y no hemos hecho nada para cambiarlo.
–Tener claro lo que queremos en nuestra vida, e ir a por ello. Asumir la responsabilidad también implica que nos fijemos unos objetivos determinados y vayamos hacia esa dirección. Debemos visualizarlo, imaginarnos exactamente lo que queremos. Cuanto más claro lo tengamos, con más facilidad podremos conseguirlo.
–Darnos cuenta de las muchas opciones y oportunidades que tenemos cada día. Es importante que sigamos conscientes de que delante de cada situación, podemos elegir. Siempre podemos elegir: como sentirnos, como actuar, como reaccionar o como interpretar aquello que ha pasado.