¡Yo soy capaz!
El testimonio de Eva:
Hola Silvia,
Llevo un tiempo queriendo escribirte pero al final nunca me decidía.
Antes de empezar con el Grupo de Autoestima, lo estaba pasando mal.
Quería cambiar como me sentía, mis pensamientos negativos que no me dejaban enfrentarme a las cosas que me iban sucediendo. Cada nuevo obstáculo que iba apareciendo se convertía en el peor problema que había tenido hasta entonces.
Hasta que por fin un día decidí que debía tomar las riendas de mi vida y conseguir las herramientas necesarias para encontrar ese equilibrio y aprender a afrontar las dificultades que tuviera. Así que me apunte a un grupo de autoestima que hacías el pasado octubre.
El primer martes que empezaba en el grupo para trabajar la autoestima, estuve todo el día muy nerviosa, incluso con náuseas, y estuve tentada de no ir. Pero me obligué a hacerlo, me recordé que yo quería cambiar algo y que si no iba lo único que perdería sería más tiempo con esa ansiedad que no me ayudaba en nada.
Cuando llegué y vi al resto de chicas, estaba muy nerviosa, no sabía si estaba en el lugar correcto. Pero poco a poco, me fui relajando y escuchando a todas mis compañeras y encontré algo con lo que me identificaba en cada una de ellas.
Y según fueron pasando las semanas, iba reforzando mi carácter. Iba recuperando a la chica que era antes de que empezara a sentirme tan mal.
Iba modificando mis pensamientos y reforzando la imagen que tenía de mí misma.
Desde entonces cada nuevo reto no me parecía como algo imposible, sino como un paso más para demostrarme todo de lo que soy capaz. Inconscientemente, incluí en mi mente un mantra: ¡Yo soy capaz!
Y ahora mirando hacia atrás, en esa etapa en la que sufrí tanto, pienso en mi como una vaga emocional. No de manera despectiva, pero pienso que no encontraba la fuerza para luchar contra esa actitud que me hacía sufrir tanto. Y aunque eso me hiciera tanto daño prefería quedarme en la zona de confort por miedo a no tener la suficiente fuerza para lo que pudiera venir en el futuro.
No quiero que parezca que el día después de acabar el grupo, todo empezó a ir sobre ruedas. Simplemente cogí las riendas y decidí que yo era la única persona que podía controlar mis sentimientos y pensamientos, y que lo iba a hacer de la mejor manera posible para encontrar el equilibrio y la tranquilidad y por supuesto para superar la dependencia emocional.
Necesitaba darte las gracias por hacer el trabajo que haces. Se que has tenido a muchos grupos pero estoy segura de que para las personas que pasamos por ellos ha sido un antes y un después.
Gracias de verdad!! Espero que más personas decidan que se merecen ser felices!!
Un abrazo!!!
Eva Parente