¿Qué es la dependencia emocional?
La dependencia emocional es la incapacidad de cortar una relación de pareja, aun cuando es totalmente necesario hacerlo. Es una adicción que genera una necesidad desmesurada e irracional de la otra persona, en la que perdemos nuestra libertad, y que se vive desde la lucha permanente para que la relación funcione. Existen momentos de lucidez en los que tenemos claro que no somos felices, pero no somos capaces de romper ese vínculo tóxico. Nos decimos a nosotros mismos: “Lo sé, ya lo veo, pero no puedo”.
Es un problema de salud pública y una de las principales causas de sufrimiento en las relaciones de los seres humanos. No en vano, se calcula que un tercio de las parejas sufrirán dependencia emocional. Sabemos que en una relación de pareja jamás hay garantías, pero algunas personas se enganchan, generan vínculos tóxicos con el otro y, sin darse cuenta, empiezan a perder el control de su propia vida, dejan de ser quien era, su vitalidad se apaga, sus ilusiones desaparecen y toda su vida gira en torno a una persona… con la que ni siquiera son felices. ¿Por qué? Quienes padecen dependencia emocional tienen un concepto mal entendido del amor y creen que este va ligado siempre al sufrimiento.
Los 3 casos en los que se tiene un enganche emocional hacia la pareja (aunque también podría darse con un familiar o un amigo) y que siempre tendríamos que cortar la relación son los siguientes:
- Cuando se tiene una relación que ya no está basada en el amor sino en la que solo hay desamor. Tal vez hubo amor en algún momento y funcionó, pero a día de hoy ya no lo hay. Lo veo, lo sé y lo siento, pero me autoengaño porque no lo quiero aceptar y pienso que seguro que al final conseguiremos que nuestro vínculo funcione.
- Casos en los que para que aquello no acabe, uno se va adaptando a lo que el otro quiere o desea, y con ello se va perdiendo a sí mismo, alejándose de su esencia, de lo que le gusta, de lo que desea, y poco a poco uno deja de brillar y se convierte en otra persona con la que no se identifica para nada.
- Cuando hay maltrato físico o psicológico. El maltrato psicológico, que es el que más cuesta detectar y que supone un proceso de destrucción letal de la autoestima, está presente en un porcentaje altísimo de relaciones. Para descubrir si existe de alguna manera en nuestra relación, tan solo debemos hacernos una pregunta: ¿Siento que en ocasiones mi pareja no me trata bien? Ya sea por cómo me dice determinadas cosas o por cómo me hace sentir. Si la respuesta es SÍ, ya que siento que en algunas situaciones que hemos vivido no me ha tratado bien, o porque no me ha respetado o porque me ha menospreciado, ninguneado, ridiculizado, manipulado o denigrado, entonces sí hay maltrato psicológico. SIEMPRE que hay maltrato de cualquier tipo, deberíamos irnos. Es cuestión de dignidad. Si la perdemos, ya no nos quedará nada.
Tomar consciencia de lo que nos sucede es de gran importancia porque supone el primer paso en el camino hacia la decisión correcta y la recuperación de nuestra independencia emocional. Elegir cada día a una persona que no es la adecuada, por miedo y por no ser conscientes de lo que somos y lo que valemos, es el peor pecado que se puede cometer y nos hará profundamente infelices. Nos llevará directamente a la infelicidad, a la tristeza y al vacío.
Además, un punto que debemos tener muy en cuenta y que casi siempre confundimos y no tenemos claro es que: si hay dependencia no hay amor. Pese a que, cuando se está atrapado en este tipo de vínculos tóxicos, uno se repite una y mil veces que sigue en la relación por el inmenso amor que sienten el uno por el otro, eso no es en absoluto cierto. Las relaciones de dependencia emocional jamás están basadas en el amor y no funcionarán nunca.
Si no tienes claro si tu relación es de dependencia emocional, te animo a hacer el siguiente test:
Test para identificar la dependencia emocional
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- Las personas de tu alrededor te conocen bien y no comprenden por qué aún sigues a su lado.
- ¿Sientes que necesitas esconder algunas de las conductas de tu pareja? ¿Has traicionado a otros o mentido para protegerle/la)?
- ¿Te estás aislando cada vez más?
- ¿Sientes que te estás perdiendo a ti mismo/a? ¿Que ya casi ni recuerdas cómo eras antes de esta relación?
- ¿Tienes algunas dolencias físicas relacionadas probablemente con el estrés y la ansiedad que esta relación te produce? Migrañas, problemas digestivos, problemas cutáneos, etc.
- ¿Sientes que estás entrando en una depresión? Las señales de una depresión incluyen tener menos interés en las actividades del día a día, menos placer en tu vida, aumento o disminución de tu peso, insomnio, sentimientos de que nada vale la pena, mucho cansancio físico, problemas de concentración, de memoria, etc.
- ¿Sientes que en alguna ocasión has actuado en contra de tus valores y creencias fundamentales a causa de esta relación?
- ¿Ha habido alguna situación en la que hayas sentido que estabas en peligro físico?
- ¿Has tenido en algún momento la sensación de que te estabas volviendo loco/a? (principalmente debido a no tener claro lo que es normal y lo que no)
- ¿Sientes que tomas decisiones movido/a por el miedo, la culpa o la pena?
*Si obtienes más de dos puntos, estás en una relación tóxica y es aconsejable un proceso para salir de ella.
¿En qué casos de dependencia emocional es necesario pedir ayuda terapéutica?
Todos tenemos la capacidad de superar una ruptura de manera sana y recuperar el equilibrio, pero en los casos en los que ha habido dependencia emocional es muy diferente y realizar un proceso terapéutico es una opción es altamente recomendable. Con la ayuda adecuada, es mucho más sencillo, rápido y efectivo.
Si nuestra relación era enfermiza y dañina, al dar los pasos necesarios para superarlo, veremos que en muy poco tiempo nos sentiremos aliviados y con la certeza de haber tomado la decisión correcta.
Evidentemente, no es un proceso sencillo y supone atravesar muchas partes oscuras para conseguirlo: el síndrome de abstinencia, la necesidad del otro, los miedos… Aun así, todos tenemos la capacidad de superar la dependencia emocional y es un ‘peaje’ que vale mucho la pena pagar si queremos recuperar nuestra esencia y conectar de nuevo con la vida.
Estos son los casos en los que recomendamos acudir a un psicólogo:
El círculo vicioso de abandonar y volver: has hecho varios intentos de dejar la relación pero sin éxito. Cada vez te sientes más cansado y desesperanzado, y ya no sabéis cómo hacerlo. Tienes claro que la relación es tóxica, que no es la que deseas y que no te hace feliz, pero eres incapaz de liberarte.
Las dudas: Hay momentos en los que eres plenamente consciente de que no es la relación de pareja que quieres, pero en otras ocasiones crees que tampoco estás tan mal y te intentas autoconvencer de aceptar a la otra persona como es, pese a que en realidad no encaja contigo. En definitiva, renuncias a ser tú mismo, a tu esencia, y a tus deseos.
La culpa: Este caso se da cuando uno no abandona la relación por estar enganchado al sentimiento de culpa. Tiene claro que ya no ama ni quiere estar con su pareja, pero cuando se lo comunica la otra persona adopta el rol de víctima y, de manera automática, el otro se siente culpable y se mantiene en la relación.
Miedo a estar solos: ¿Crees que no podrás seguir adelante sin la otra persona? ¿Qué te sentirás perdido porque es la única persona que tienes? Quedarse sin pareja no es estar solo, hay otras muchas personas a nuestro alrededor (familia, amigos, compañeros de trabajo, personas nuevas que entrarán en nuestra vida) que llenarán ese vacío.
Repetir el mismo patrón: Cuando en la mayoría de tus relaciones se repite un mismo patrón dañino, no es fruto de la casualidad o de la mala suerte. Acudir a un profesional para aprender a darnos cuenta y, sobre todo, a responsabilizarnos del porqué elegimos parejas que no encajan con lo que realmente deseamos, nos ayudará a saber cómo crear relaciones sanas.
Sufrimiento y miedo a perderle: tienes ansiedad, somatizas los problemas, tomas medicación para combatir la tristeza… la lista de motivos para romper la relación es larga, pero aun así, aguantas y alargas tu sufrimiento porque te aterra la idea de perder a tu pareja. Cuanto más inviertes en la otra persona, en la relación, cuanto más das y haces, más vas a luchar para no perderlo. Piensas que si cortas la relación, todavía sufrirás más, y eso es una tremenda equivocación. No se puede sufrir más porque estás en una relación en la que no eres feliz y que no tiene futuro.
Las 3 grandes mentiras que alimentan la dependencia emocional
*Creer que va a cambiar: se trata de una creencia irracional y de un pensamiento que nos va destruyendo como un virus. Si con todo el tiempo que ha pasado, ya desde el principio ha sido así, por qué pensar que de repente cambiará de un día para otro y se convertirá en la pareja soñada. Por mucho que jure y te asegure que cambiará, recuerda que siempre debes fijarte antes en los hechos que en las palabras. ¡Tápate los oídos y mira!
*Pensar que cambiará y que su siguiente pareja disfrutará de esa transformación: otra falacia es pensar que toda la lucha, el esfuerzo y el sufrimiento vivido para intentar que la otra persona cambie servirá en vano si luego se va con otra pareja, quien, entonces, sí que disfrutará de ese gran cambio tan esperado. Esta es una creencia ridícula.
*Pensar que nunca más encontrarás a nadie como él/ella: en realidad así debería ser. Nuestro gran objetivo debería ser no encontrar a una persona igual, sino a alguien que esta vez sí encaje con nuestros valores y nuestra manera de funcionar y ver la vida.
¿Por qué quedamos atrapados en una relación de dependencia emocional?
Hay diferentes razones. Hay una parte cultural, otra educacional y de los medios de comunicación, pero el más importante son los modelos de referencia. Es decir, aquellas personas de las que venimos, de las que hemos aprendido todo. Es decir, los padres o aquellas figuras que nos han cuidado durante la infancia, que es la etapa en la que somos más influenciables.
Aquello que nos ocurra desde los 5 hasta los 11 aproximadamente, y también lo que nos suceda en la adolescencia, nos va a marcar. Pero, sin duda, la infancia es la más determinante, porque es cuando vemos cómo funcionan nuestros modelos de referencia como pareja, que será el que cogeremos de ejemplo para relacionarnos después con nuestras parejas en un futuro, y cómo se relacionan con nosotros, lo que influirá directamente en nuestra autoestima. Revisar de dónde venimos y ser conscientes de nuestra historia son dos aspectos clave para comprender el porqué hoy funcionamos de una manera u otra.
Los beneficios de superar la dependencia emocional
Liberarnos de un enganche tóxico siempre supone siempre una mejora en nuestra vida, porque el aprendizaje que obtenemos de nosotros mismos y de las relaciones es enorme. Y cuando nos damos cuenta de ello, lo único que lamentamos es ¡no habernos decidido antes a dar el paso!
Descanso, calma mental, paz interior, libertad, autoestima, tener el control de tu vida, sentirte capaz, poder personal, salud, conciencia, retos nuevos, empoderamiento, claridad mental, recuperar el amor propio, ilusión, crecimiento, confianza, conocerte mejor, alivio, seguridad, dignidad, volver a ser feliz, enfocarte en tus actividades, etc.
¿Qué te parece? Esa es la vida que te espera cuando decidas poner fin a esa relación tóxica que tan consumido te tiene. Vida solo hay una, y merecemos vivirla de manera plena y feliz.