Relaciones tóxicas

Los seres humanos somos seres sociales y como tales, necesitamos relacionarnos con otras personas, establecer vínculos con los demás. Entre todas, la relación de pareja es sin duda la más importante para nosotros, la que puede darnos o quitarnos más al mismo tiempo, dependiendo de si funciona correctamente o no.

La mayoría de personas que acude a consulta en los centros psicológicos lo hace porque está viviendo relaciones disfuncionales con su pareja, que le van deteriorando poco a poco. A veces son conscientes de ello y tienen claro cuál es el motivo de su infelicidad, pero otras muchas no. Se sienten mal pero no saben identificar qué es lo que está fallando en realidad. Son víctimas de relaciones amorosas inadecuadas y no se dan cuenta ni saben qué hacer. Se han acostumbrado a su vida, la ven normal y no entienden por qué cada día están peor. Es por ello que es importante aprender a diferenciar entre las relaciones de pareja sanas y las tóxicas.

Una relación de pareja sana tendría que ser un espacio para crecer tanto individualmente como con la otra persona y debería fundamentarse en cinco pilares básicos: admiración, confianza, respeto, aceptación y comunicación. Es básico que cuando ambos miembros de la pareja se adapten el uno al otro no sientan que están dejando de ser ellos mismos. Asimismo, una relación de pareja sana implica dar y recibir. La idea de dar sin esperar o recibir nada a cambio, no funciona.

Por otro lado, está claro que en una relación sana también habrá conflictos, desavenencias, puntos de desacuerdo y discusiones. Pero esto jamás nos tendría que alejar, sino al contrario. Estar en una relación sana significa que te sientes tranquilo y en paz en ella, que la propia relación no es un problema más en tu vida o  algo a lo que tienes que estar dando vueltas una y otra vez para conseguir que funcione.

Una relación tóxica, en cambio, es aquella que nos hace sentir mal, ya sea en menor o mayor grado, porque crea ansiedad o sentimientos negativos; porque hay que hacer un enorme esfuerzo para que aquello fluya y funcione; porque la relación merma la autoestima y eso lleva a pensar que uno no es lo suficientemente bueno o que no está a la altura; o por el simple hecho de que se no mira en la misma dirección o la otra persona no nos llena. Cuando sentimos que con nuestra pareja no tenemos objetivos en común o no compartimos lo más básico, tarde o temprano se acabará convirtiendo en una relación tóxica porque generará en nosotros frustración, irritabilidad, apatía, pena y mucha angustia. No se trata de cambiarle para que deje de ser así, sino de aceptar que es así y que así no le queremos.

Así pues, hablamos de relación tóxica cuando la persona que está en esa relación sufre a causa del tipo de vínculo que tiene con su pareja y al que se aferra, aunque no encaje para nada con lo que quiere en realidad. Es importante aclarar que el concepto de relación tóxica no siempre implica que uno de los dos sea una persona tóxica o una mala persona. No es cierto. Acostumbra a serlo, pero en ocasiones no lo es. Una cosa es que la relación en sí sea tóxica para uno y otra cosa muy diferente es que el tóxico sea uno de los dos.

Como explico en mi libro ‘Si duele, no es amor’: “Puede que la otra persona sea muy buena y tenga un gran corazón, que nunca nos haya faltado al respeto ni nos quiera ningún mal, pero aun así, puede convertirse en tóxica para alguien; por ejemplo, si ya no me quiere como pareja, pero quiere que sigamos viéndonos como amigos; si se ha enamorado de alguien más y no sabe si dejarme o no porque le da mucha pena y miedo perderme, o simplemente si somos demasiado diferentes y no buscamos lo mismo. Cualquier intento o esperanza de reconducir una situación así será completamente absurdo y una pérdida de tiempo y de salud.

También podría existir una relación tóxica si estamos con alguien muy diferente a nosotros, que no nos da lo que queremos en cuanto a afecto, que no comparte nuestros mismos gustos o que mira en una dirección diferente, pero que, no obstante, nos acepta como somos y puede llevar esas diferencias bien porque no modifica nada de lo que quiere hacer. Si nuestra pareja es así, también será, probablemente, una persona tóxica para nosotros porque acabaremos adaptándonos a su manera de funcionar, que no nos gusta, o bien le exigiremos cambios constantemente, con lo que acabaremos amargando la vida. Por lo tanto, lo importante es que veamos que, en todos estos casos, la otra persona es tóxica para mí (porque al juntarme con ella, yo acabo sufriendo), pero que eso no significa que sea una persona tóxica.

Los síntomas que indican que estás en una relación tóxica

¿Quieres saber si estás en una relación tóxica? Hay una serie de síntomas que indican con claridad que no estamos con la persona adecuada. Son los siguientes:

  • Dudas de si estás con la persona adecuada. A veces tienes claro que NO y otras veces que SÍ y tienes plena confianza en que conseguirás que la relación acabe funcionando.
  • Uno o ambos miembros de la pareja sienten que no lograrían estar sin el otro, no conciben su vida sin esa persona al lado, es impensable.
  • Se vive la relación desde la necesidad.
  • En realidad hay muchos aspectos y características de la pareja que NO te gustan y le exiges que los cambie para poder estar bien a su lado. No aceptas al otro al 100%.
  • Los mismos conflictos se repiten una y otra vez y se vive con una sensación de cansancio cada vez que se vuelve a estar atascado en lo mismo.
  • No hay una buena comunicación, que permita hablar y discutir sobre aquellos puntos de desacuerdo para llegar a un consenso que ayude a seguir avanzando. Además, uno de los dos tiene la sensación de que no se puede hablar con el otro/a, de que no se responsabiliza de su parte.
  • Ha habido rupturas repetidas y reiteradas reconciliaciones, a pesar de que en ningún caso se observa ningún cambio real, o si lo hay, no es suficiente.
  • Uno de los dos siente que el poder de la relación lo tiene la otra persona y que siempre es quien está disponible.
  • Aquellos que te quieren no comprenden por qué sigues en la relación si tantas cosas son incoherentes e irracionales y que no deberían pasar en una relación de pareja. Eso propicia que en muchas ocasiones se opte por no explicar nada más porque sabes lo que te van a decir…
  • Puede que te hayas aislado de tus amigos, que hayas perdido la vitalidad, las ganas. Cada vez te sientes peor, pero no sabes cómo salir de esta encrucijada.

Los casos más habituales de relaciones tóxicas

¿Te tienes que esforzar mucho para que tu relación fluya y funcione? ¿Te merma la autoestima y a menudo piensas que no eres suficiente y que no estás a la altura? O bien, ¿tu pareja no te llena y no miráis hacia la misma dirección? Todas estas situaciones pueden generarte sentimientos negativos y ansiedad e ir destruyendo tu autoestima poco a poco.

Quizás no hayas sido consciente de que estabas en una relación tóxica. De entrada, esa persona te gustaba, le veías cualidades y te sentías bien a su lado. Sin embargo, llegó un día en el que empezaste a sentirte mal por su forma de tratarte o de hacerte sentir, pero pensaste que era algo puntual y no le diste importancia hasta el punto de llegar a normalizarlo y no darte cuenta de lo dañino que era para ti.

¿Cuáles son los casos en los que hay sufrimiento pero no hay amor? Se pueden dividir entre los que ya no hay amor aunque lo hubo en el pasado y en los que nunca ha habido amor de verdad.

– Cuando ya no hay amor (pero lo hubo en el pasado)

Esta situación puede darse de dos maneras, estando aún dentro de la relación o después de que esta se acabe. En ambos casos hubo amor, pero este ya desapareció, a pesar de que nos neguemos a aceptarlo y queramos seguir apostando por la relación pase lo que pase y a costa de lo que sea necesario. Nada nos importa más que conseguir que la relación vuelva a ser lo que era (a pesar de que incluso esa idealización que tenemos en la mente no sea cierta en la gran mayoría de los casos). Por ello, vivimos esa situación sin límites, con un aguante desmedido, al margen de lo que suceda entre los dos. Como cabe imaginar, el desgaste y la destrucción que esto llega a generar tampoco tiene límite alguno.

– Nunca ha habido amor de verdad: nos referimos a casos como enamorarse de alguien que ya tiene pareja; tener una relación de amantes que nunca va a más, o encadenar relaciones, una tras otra, por miedo a la soledad.

Las creencias erróneas acerca del amor que afectan a nuestras relaciones

Nuestras creencias tienen un papel clave en la manera en la que nos sentimos y nos comportamos; nos afectan absolutamente en todo: dirigen, manipulan y tienen el control de nuestra manera de pensar, sentir y actuar. Es decir, tienen mucho poder en nuestra vida. Si son positivas, nos harán sentir cada vez más fuertes, pero si en nuestro interior albergamos creencias negativas y limitantes, nos quitarán fuerza y nos harán más vulnerables.

Si nos centramos en las creencias sobre el amor y las relaciones de pareja, encontraremos algunas instaladas en nuestra mente y que son totalmente perjudiciales, porque hacen que interpretemos determinados hechos de una manera incorrecta y que no logremos aceptar la realidad tal cual es. Nos empujan e inducen a aguantar cosas que no deberíamos aguantar, a creer que determinadas situaciones son normales o son lo que cabe de esperar de una relación, quedando atrapados en demasiadas ocasiones en relaciones tóxicas que solo nos conducirán a la infelicidad absoluta. O bien nos destruyen, al hacernos creer que no merecemos nada más. Algunas de estas creencias dañinas son las siguientes:

– Cuando te cases y formes una familia serás feliz.

– Para que la relación funcione hay que luchar.

– Quien bien te quiere, te hará llorar.

– Quedarte sin pareja a partir de los 40 es una desgracia.

– A rey muerto, rey puesto, o un clavo saca otro clavo.

– Si te esfuerzas y le das lo que quiere, volverá a quererte. El amor implica aguantar lo que haga falta.

Los 6 pasos para liberarte de una relación tóxica y volverte a sentir bien

El sufrimiento no está ligado al amor y, por este motivo, es primordial que te liberes de este vínculo tóxico lo antes posible. Las alertas emocionales (los gritos que lanza el cuerpo para indicarnos que está sufriendo y que hagamos algo al respecto) son la ansiedad, la frustración y el desánimo o la pérdida de la ilusión. Con estas emociones podemos tomar conciencia de que estamos sufriendo. A continuación, los seis pasos imprescindibles para decir adiós a una relación tóxica.

    1. Analiza qué sientes que te aporta esa relación. Pregúntate: ¿Qué cosas positivas me aporta?
    2. Pregúntate también: ¿Por qué sigo allí? Piensa qué es lo que te mantiene atrapado en ella. ¿Son miedos? ¿Cuáles?
    3. Toma consciencia de si esos miedos son coherentes, de si te están protegiendo de un peligro real o si no es así. (¿Qué ocurrirá si esa persona dejara de estar en tu vida? ¿La necesitas realmente?)
    4. Háblalo con otras personas de confianza, explícales lo que te ocurre, cómo te trata, por qué esa relación te hace sentir mal. Deben ser personas que sabes que te quieren de verdad y que quieren tu bien.
    5. Pide ayuda si es necesario, ya sea a esas personas de confianza o a un profesional.
    6. Responsabilízate y da los pasos adecuados para cortar la relación…

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