No es amor, es dependencia
De entrada, hay un punto que debemos tener en cuenta: si hay dependencia no hay amor.
A raíz de un post en mi Instagram, esta semana surgieron varias preguntas en torno a por qué una relación no puede funcionar si hay dependencia emocional. Mi respuesta, es muy clara: aunque, en el momento, cuando estamos en una relación de este tipo, nos repitamos una y mil veces que seguimos allí por el inmenso amor que sentimos el uno por el otro, eso no es cierto. ¿Por qué?
Si hay dependencia emocional, sentimos la incapacidad de renunciar a la relación, a pesar de que en un nivel intuitivo (en la parte más sabia de nosotros mismos) sabemos que deberíamos hacerlo. Deberíamos renunciar a una relación de pareja, apostar por nosotros mismos y por nuestra felicidad cuando…
- El otro ya no nos ama y así nos lo dice, o, aunque no lo afirme claramente, nos lo demuestra con su manera de actuar y comportarse con nosotros. Si mi pareja no me quiere y lo veo, tengo que irme.
- Cuando tenemos que renunciar a nosotros mismos para estar bien con el otro. Cuando dejamos de hacer las cosas que nos gustan, aquello que nos hacía sentir realizados, estar felices. Si no puedo ser yo, la relación no tiene ningún sentido para mí.
- Cuando nuestros valores no coinciden, no vemos la vida de la misma manera o no pensamos igual en los aspectos más importantes de nuestro día a día. Si en el fondo no sé por qué estoy con él, es que no es la persona adecuada para mí.
- Cuando hay maltrato psicológico. Si nuestra pareja nos humilla, nos ningunea, nos manipula, nos controla, nos falta al respeto, nos menosprecia y nos hace sentir cada día más inseguros, nos está maltratando psicológicamente. Si las primeras veces que ocurre, lo dejamos pasar, se va convirtiendo en algo habitual, hasta tal punto que nos acostumbramos a ello. Si estás en una relación de este tipo, tienes que pedir ayuda con el único objetivo de salir de allí.
Deberíamos aprender a razonar el amor, a analizar lo que hay en el aquí y el ahora, a pensar en lo que es la relación en el momento presente y en lo que ha sido hasta hoy. Esto evitaría que nos engancháramos a las ilusiones de aquello que puede llegar a ser y nunca ha sido. Idealizamos al otro convirtiéndolo en una persona que probablemente no ha sido nunca, y si solo es producto de nuestra mente, lo más fácil es que esa idea nunca se acabe haciendo realidad.
Cuando hay dependencia no hay amor. No amor de pareja.
Puedes seguir leyendo más sobre este tema en mi libro Amor o Adicción.
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