Breadcrumbing: cuando solo recibes migajas de amor
Ahora se llama breadcrumbing, pero de siempre se llamó migajas emocionales, o “migajas de amor”. Es una técnica de manipulación (a veces inconsciente) por la que una persona nos da cariño y amor de manera inconsistente, incompleta, comprometiéndose a medias, jugando con la ilusión y las ganas de quien tiene verdadero interés por la relación.
Al igual que las migajas de pan que quedan en la mesa, el breadcrumbing hace referencia a cuando una persona te da el alimento emocional justito para que no “te mueras de hambre”, o lo que es lo mismo, que no desaparezcas. Pero eso que te da es tan poquito que no te llena, no es la relación que quieres ni mereces y acabas sufriendo mucho.
El breadcrumbing consiste, básicamente, en una relación intermitente pero constante. En la que una de las dos partes promete y parece implicarse pero en el fondo no se compromete. Es como ir dando caramelitos a una persona que tiene hambre: de esta manera, con palabras dulces y tal vez algún gesto mantendrá vivo el contacto y la relación lo suficiente para que no termine.
Pero, ¿y si me están haciendo breadcrumbing, por qué me quedo?
Porque funciona con refuerzo intermitente: cuando crees que no mereces su falta de compromiso o su distancia y empiezas a ver que esa actitud no es para ti, te dan algo de amor, de estímulo, y reavivan la ilusión, generando expectativas sobre que esa relación funcione. Es un “toma y daca” muy peligroso porque engancha y porque quienes juegan a él no practican ningún tipo de responsabilidad afectiva hacia la otra persona
¿Y qué consiguen las personas que hacen breadcrumbing?
A veces estas personas ni siquiera son conscientes realmente de lo que están haciendo ni de las consecuencias que tienen en los demás. Suelen ser personas con baja autoestima, con apego evitativo y miedo al abandono, que necesitan un refuerzo positivo, validación externa y necesidad de amor y atención. Pero sus problemas con el compromiso les llevan a sabotear la relación.
También es una técnica propia de personas narcisistas que buscan alimentar su ego sintiéndose admiradas y queridas por otros, sin empatizar en absoluto con el daño que le hacen a los demás.
¿Qué efectos puede tener que nos hagan breadcrumbing?
Principalmente, afecta a nuestra autoestima, porque al permitir que la otra persona nos trate así implícitamente estamos dándonos a entender que merecemos ese trato y ese amor incompleto y egoísta.
Puede que comencemos a sentirnos utilizados, a pensar que se están aprovechando de nosotros, y encima nos sentimos aún peor por no saber pararlo. Además, estas situaciones generan incertidumbre, estrés y falta de estabilidad en el vínculo y en nuestro sentimiento de pertenencia, lo que a la larga puede afectar también nuestras relaciones con otras personas.
Y si creo que estoy en una relación así, ¿qué hago?
Pues vas a tener que ser valiente y tomar una determinación: ¿puedes conformarte con esto que te dan? Seguramente, no. Pero si de verdad quieres dejar de sufrir breadcrumbing tendrás que hacer una serie de cambios que tal vez te den miedo, porque temas perder la relación. Pero creéme: es mejor perder una relación así que quedarse y permitir que nos destruya. Te cuento qué pasos puedes dar:
- Hablar claramente con esa persona y explicarle que ese tipo de comportamientos no te gustan. Que quieres saber dónde está vuestra relación (sea de pareja o de cualquier otro tipo) y si es o no una prioridad para esa persona, porque si lo es, deberá empezar a anteponerla a todas las excusas por las que no se compromete.
- Tendrás que empezar a poner límites sobre lo que tú necesitas: tiempo juntos, tiempo para responder a mensajes, claridad en las respuestas… revisa tus derechos asertivos, que te servirá para refrescar tu memoria sobre aquello que tienes derecho a pedir.
- Habrás de ponerte límites también a ti: no permitir que posponga una cita sin una justificación razonable (y otro emplazamiento para otro momento); dejar de decir “no pasa nada” y expresar cómo te sientes cuando esto pase; dejar de pasar por alto silencios y faltas de respuesta…
- Y sobre todo, estar bien dispuesto a dejar que la relación termine si la otra persona no cambia. Ya verás como cuando pierdas el miedo a que la relación acabe tu forma de ver todo cambiará.
Estos son solo algunos consejos. Ya sabéis que siempre que una situación así os haga sentir muy mal o que creáis que está afectando a vuestra vida, os aconsejo consultar con un profesional, ya que vivir relaciones así puede dañar mucho nuestro bienestar emocional.
Espero que os haya servido…
Un beso, Silvia.
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