¿Estar solo o sentirse solo?
Lorena tenía una dificultad que no sabía cómo resolver. Le costaba estar sola, que en definitiva no es otra cosa que estar con ella misma. Cuando no tenía planes, ni personas disponibles, ni ninguna propuesta de actividad, el mundo se le venía encima y era como que la aplastaba se ahogaba entre los brazos de su propia soledad.
Su pareja Carmen acababa de dejarla, explicándole que ya no sentía lo mismo y se había enamorado de otra.
Está claro que cuando una ruptura sucede de esta manera, hay que añadir (además del propio duelo que todos tenemos que atravesar) un golpe muy fuerte a nuestra autoestima producido por conclusiones a las que uno llega del tipo: “No he sido suficiente para ella”, “Ha encontrado a otra que es mejor que yo”, “No he estado a la altura”, “No he hecho las cosas bien, tenía que haberle hecho más caso, no tendía que haber….”.
Y al vivir esa situación que no deseaba y de la que no podía escapar por ningún lado, se dio cuenta de cómo le costaba enfrentarse a estar a solas. Es algo que sin duda, le pasa a la gran mayoría de la gente, ya sea por una ruptura o ausencia de pareja o como una dificultad que vivimos aunque tengamos una relación. Podemos conectar con esa dificultad, tengamos o no una pareja a nuestro lado. El problema, de hecho, es con uno mismo y con nuestros propios espacios de reencuentro con la esencia que llevamos dentro.
Diferencias entre estar solo y sentirse solo
Lo que me gustaría remarcar en este texto, es la diferencia entre dos conceptos que me parece que nos pueden ayudar muchísimo a entender lo que nos ocurre: estar solo y sentirse solo, no es lo mismo.
ESTAR SOLO
Estar solo es aislarse para ir al encuentro de uno mismo. Para poder bucear por tu interior desde el silencio o la tranquilidad de no estar pendiente de nadie, de no verte alterado por nadie, desde ver una agenda vacía o dos días sin contacto social con nuestro círculo de seres queridos o conocidos. Estar solo no es dañino. Incluso es muy necesario cuando detectamos que hay alguna parte en nuestro interior que nos lo pide, que nos pide ese espacio físico y/o temporal para quedarnos quietos y en contacto con nosotros mismos. Es regenerador, reconfortante y nutritivo. Nos puede ayudar a ver, a comprender y a crecer. A cambiar. A ser más conscientes y modificar nuestro rumbo en algunos aspectos. Eso es avanzar y es importante para cualquiera. Es como reajustar las coordenadas y seguir la marcha a partir de ahí. Con más seguridad, empuje y consciencia.
Estar solo es muy positivo, siempre que no se haga permanente, claro. El aislamiento sería el extremo y eso tampoco es bueno.
SENTIRSE SOLO
Sentirse solo es lo que nos lleva a sufrir. Sentirse solo es sentir que nadie entiende mi dolor, que nadie piensa en mí, que no soy importante para nadie, que nadie ha vivido lo que estoy viviendo yo, que nadie piensa como yo… Ahí sí que nos sentimos mal. Ahí sufrimos. Sufrimos porque nos sentimos apartados de los demás y no logramos sentir ni crear conexión con otras personas.
Y si nos damos cuenta de que no conectamos absolutamente con nadie de nuestro entorno, la vida no tiene ningún sentido para un ser humano.
Lo que da verdadero sentido a nuestra existencia es sentir que nuestras necesidades de amor y de conexión están cubiertas. Y eso, solo nos lo pueden dar otras personas. No tiene por qué ser una pareja. No hace falta. Puede ser un amigo, un familiar, un compañero de trabajo o de la clase de baile. Da igual. Pero debe haber alguien.
Es importante que, tengamos pareja o no, nos preguntemos si nuestras necesidades de amor y de conexión están cubiertas. Puede que tenga pareja y aun así, que mi respuesta sea “no”. Y puede que no tenga pareja y mi respuesta sea “si”. O al revés.
En cualquier caso, siempre tendríamos que sentir un gran SÍ al hacernos esta pregunta y si esa no es la respuesta que obtenemos, nuestro principal objetivo debería ser buscar formas de encontrar nuevas personas con las que cubrir esas necesidades y que nuestra vida empiece a tener verdadero sentido.
Si no, ¿para qué vivir? Todos podemos cambiarlo y disfrutar del maravilloso regalo con el que hemos sido premiados. La vida.