El caso de Inés. Dependencia Emocional
Inés hace unos meses que se separó de su pareja. Habían estado juntos durante seis años. Me explica que la relación ya empezó mal, con mentiras, ya que él le dijo que estaba separado y en realidad seguía con su mujer.
Lo define como un ser humano sin valores, mentiroso, infiel, manipulador y que la maltrataba tanto física como psicológicamente.
Me cuenta que intentó salir de allí varias veces, pero él insistió hasta conseguir su perdón y que volviera a su lado, al infierno. Cuando una persona reúne todas las características que Inés utilizó para describir a su ex pareja, a su lado solo puedes vivir un infierno, no hay duda.
Después de mucho sufrir, consiguió salir de allí, pero a pesar de todo, me explica que se siente muy mal al pensar que ahora está con otra mujer, y que tal vez estará enamorado de verdad y que puede que sea feliz…
Y yo no puedo evitar preguntarle….¿Y ?
Agradezco a Inés que me haya permitido explicar su caso, porque me parece que es muy significativo y sé a ciencia cierta que hay muchísimas personas que han vivido relaciones muy parecidas.
Identificar la dependencia emocional en las relaciones de pareja
En primer lugar, está claro que cuando permanecemos en una relación en la que no nos quieren, en la que no podemos auto-realizarnos ni ser nosotros mismos, o en la que se cargan nuestra dignidad, nuestro respeto o nuestra autoestima, es porque nos hemos enganchado: nos encontramos en un caso de Dependencia Emocional.
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TOMAR DISTANCIA
Si miramos la historia de Inés desde fuera, con la perspectiva que tenemos los observadores (que no estamos dentro de la misma), nos pondremos las manos en la cabeza al leer que a pesar de lo que vivía junto a su pareja, se dejó convencer y volvió con él una y otra vez. Os preguntaréis ¿qué argumentos puede utilizar para convencerla? ¿Por qué quiere seguir infeliz, maltratada, denigrada y anulada?
Y en realidad, es precisamente esta distancia la que necesita tomar ella. Si ella observa su historia con cierta perspectiva, también podrá ver lo mismo que vemos nosotros y decirse a sí misma lo que de verdad necesita escuchar.
A PESAR DE LA DISTANCIA…
El caso de Inés, me pareció de especial importancia porque refleja algo que pasa casi siempre en estos casos: cuando finalmente damos el paso y nos distanciamos, acabamos con la relación, pero seguimos emocionalmente enganchados. Es decir, a pesar de los malos tratos, de la manipulación, de los engaños, de la violencia, de las faltas de respeto, de las humillaciones, etc. A pesar de todo, hay “algo” que hace que sintamos la necesidad de volver allí.
En mi opinión, en estos momentos es cuando es más importante que la persona tenga un buen apoyo. Personas queridas de verdad que se preocupen por ella. Personas de su entorno, estos observadores, que puedan recordarle tantas veces como sea necesario, lo que vivió. Ese infierno en el que estuvo durante demasiados años. Solamente si nos agarramos con fuerza a la razón, podremos lograr vencer la dependencia emocional. La dependencia es irracional, es completamente absurda, estúpida y enfermiza. Como el tabaco o como la cocaína, son drogas que si utilizáramos la razón no consumiríamos. Lo mismo pasa con la dependencia emocional.
Y si uno no tiene esas personas “amigas” a su alrededor en las que apoyarse todo lo que necesiten, entonces deberían recurrir a un buen terapeuta, porque como siempre digo, del proceso que hagan en ese momento dependerá que vuelvan a repetir el mismo patrón con otro ser humano (por increíble que parezca), o que empiecen a vivir relaciones de pareja sanas de verdad.