El caso real de Irene y cómo superó la dependencia emocional
Irene estuvo 10 años en una relación con dependencia emocional.
A los 17 se enamoró locamente de un chico que ella misma describía “de anuncio”: guapo, alto, ojos azules, muy sociable y con un trabajo dedicado a ayudar a otras personas.
El chico perfecto, el cuento de hadas ideal.
La relación iba viento en popa, aunque Irene ya había detectado algún indicio de comportamiento extraño, aunque ella lo pasaba por alto.
Estaba viviendo un sueño.
Su felicidad, sin embargo, llegó a su fin a los dos años cuando descubrió que su pareja había mantenido otra relación paralela.
Se le rompió el corazón. Su mundo se vino abajo. Solo hacía que preguntarse ‘¿Por qué me ha mentido?’. No entendía nada. Y decidió dejar la relación.
No obstante, el chico “de anuncio” no se dio por vencido y llamó a Irene a diario para pedirle perdón, decirle te quiero y prometerle que iba a cambiar y que jamás volvería a hacerle daño.
Un enganche tóxico de lo más destructivo
Irene decidió darle una nueva oportunidad. Y fue justo en ese momento cuando empezó a experimentar la Dependencia emocional.
“Me hundía pero a la vez sentía que esta relación era lo único que podía devolverme a la vida”, recuerda Irene.
A partir de ahí, empezó una auténtica pesadilla. El chico era un maltratador psicológico de manual y cada vez empezó a comportarse peor y a insultarla, incluso en público.
La autoestima de Irene estaba por los suelos, pero cuando estaba a punto de romper de nuevo, él le decía que era la mujer de su vida y que quería construir un futuro juntos. Y ella se lo creía a pesar de mirarse al espejo y darse cuenta de que ya no sabía quién era. Se había perdido a sí misma.
Fue entonces cuando Irene vino a verme a la consulta de Girona e iniciamos un proceso en el que la ayudé a fortalecer su autoestima y a empoderarse para volver a amarse y así dejar esa relación tóxica que la estaba destruyendo por completo.
No fue un camino fácil. Tuvo recaídas, pero, aunque pareciese que daba un paso atrás en su recuperación, en realidad nunca se vuelve a la casilla de salida. Era cuestión de días que Irene volviera a sentirse infeliz.
La vuelta a la libertad emocional
“Hasta que un día tomé la decisión que me cambió la vida. Fue un antes y un después”. Hizo un listado con los motivos por los cuales no quería continuar en esa relación y tuvo la enorme valentía de, por fin, decirle adiós de manera definitiva.
Y con ello recuperó su preciada libertad.
“Y un buen día te levantas y te das cuenta de que la pesadilla ha terminado, que el poder vuelve a estar en ti, sientes paz interior y te das cuenta de que no vale la pena seguir sufriendo. La vida me estaba esperando ahí fuera”, escribió en su diario personal poco después.
Irene es un caso real y explicándote su historia quiero transmitirte y asegurarte que LA DEPENDENCIA EMOCIONAL SE SUPERA. No lo dudes.
Y para ello es imprescindible hacer un trabajo para fortalecer la autoestima. ¡Es la gran clave para conseguirlo!
Para escuchar el testimonio de Irene en profundidad, aquí tienes el enlace para ver el vídeo.
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