¿Qué hacer cuando detectamos que tenemos una amistad tóxica?

Los amigos, al igual que la pareja, se eligen. Uno tiene la libertad de decidir con quién quiere quedarse, a quién quiere conocer más y con cuál va a sincerarse para contarle cosas íntimas o pedirle consejo sobre algo que le preocupe de verdad. Así es como se construye la verdadera relación de amistad: mostrándote vulnerable al otro. Sin miedo al juicio o a la crítica, sin miedo a que se aprovechen de tus heridas para manipularte ni hacerte daño. Sin miedo a la empatía perversa ni al maltrato claramente intencionado.
Amistades tóxicas: ¿qué hacer para evitarlas?
¿Qué es para ti la amistad? ¿Qué peso tiene en tu vida? Muchas personas suelen responder que son la familia que eliges, sin embargo en muchas ocasiones podemos tener amigos con los que no nos sentimos así, porque no nos escuchan, porque solo hablan de sí mismos, porque nunca están cuando les necesitamos, porque nos critican o porque nos quitan la energía. ¿Te sientes identificad@? Estos amigos son tóxicos, y obviamente, en este colectivo también hay personas que sufren de trastorno de la personalidad.
Pero, ¿qué podemos hacer cuando hemos detectado una amistad tóxica? Como ocurre con la pareja, una vez identificados, es importante conseguir dos objetivos:
1- Tomar distancia cuanto antes. Alejarte de ellos en todos los sentidos y de todas las formas posibles. Eso significa tener contacto cero, bloquear o cambiar de ambientes, de bares o de lo que sea, con tal de no encontrarte con esta persona de nuevo. ¿Para qué pasar un mal rato si puedes evitarlo? Si alguna vez te los encuentras y sientes que el corazón se acelera, no te preocupes, es normal. Es alguien que pone en riesgo tu tranquilidad y estabilidad psicológica, emocional y física, y por eso, el cuerpo se acelera y se pone en tensión. Simplemente, vete sin más preámbulos.
2- Asegúrate de haber aprendido lo necesario, evitando así caer en el papel de víctima, y que por ello, te vuelva a suceder lo mismo en el futuro. Es el momento de dar un golpe en la mesa y decir: “Ok, es cierto, esto me ha pasado y no lo vi venir. Pero ya fue. Ya está. Y ahora me levanto de nuevo de la silla, con toda mi dignidad, y sigo mi camino”.
Aunque te hayan hecho daño, aunque sientas que te han pisado, decepcionado o derrumbado a nivel emocional, eres un ser humano y, como todos, estás aquí para aprender y para crecer.
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