Deja de ser una víctima – Autoestima

Hace unos días, estaba desayunando tranquilamente en una cafetería de Gerona, admirando las preciosas vistas de las casas de colores encima del río, cuando una conversación atrapó mi mente.
Era Natalia, la camarera, que hablaba con una amiga que había ido a verla. Le explicaba todas las cosas que iban mal en su vida. En ese trabajo, le hacían quedarse más horas y no se las pagaban (imagino que por eso la vi como trataba a los clientes de manera poco agradable), con Javier (su pareja) cada día discutían porque él se estaba volviendo cada vez más celoso y posesivo, y encima él no trabajaba y tenían que vivir los dos con un solo sueldo.
Está claro que ninguno de esos tres problemas que ella planteaba eran ninguna tontería. Pero bien, como todo problema, deberíamos hacernos una pregunta:
¿Tiene solución? ¿Puedo solucionarlo ahora?
Solamente debería haber dos opciones posibles:
SI, pues debo pasar a la acción, dejar de quejarme y actuar inmediatamente.
NO, pues no hace falta que siga quejándome tampoco, ya que hacerlo no me va a solucionar nada y además me causa malestar interior (físico y psicológico)
¿QUÉ HACER?
En su caso Natalia, podía enfocar la situación desde diferentes perspectivas pero siempre bajo estas dos opciones que acabo de mencionar.
Respecto a su problema en el trabajo, si consideraba que se podía hacer algo, podía hablar con su jefe y plantearle sus quejas, y ver si hay posibilidades de diálogo y de cambios en la situación. Si por el contrario cree que no puede hacer nada, que el negocio no va bien y no conseguirá que le paguen las horas extra, o que él es así y no cambiará por mucho que le diga, entonces puede decidir irse o quedarse.
Lo importante es que si ante esta situación decide quedarse allí, que lo haga teniendo claro que ella lo está decidiendo, sea porque no puede quedarse sin ese sueldo o por lo que sea, pero que se quede con una actitud positiva. Siempre tenemos opciones y tenemos que tomar responsabilidad de nuestras elecciones.
A veces decidimos sin darnos cuenta de ello, y creemos que algo nos obliga a vivir esa situación y no es así. Siempre elegimos.
Si se da cuenta que su pareja, por el motivo que sea, es cada día más celoso y discuten con mayor frecuencia, debe plantearse si quiere eso en su vida o no, debe preguntarse hasta qué punto es feliz con esas situaciones en su día a día. Si no es feliz con ello, puede plantear que pida ayuda y él decidirá aceptarlo (asumiendo que tiene un problema) o negarse a ello y a partir de ahí, ella puede decidir seguir con aquello o irse. Siempre elegimos.
El hecho de que él no trabaje, implica muchos factores. De entrada deberá ver si está haciendo algo al respecto. No es lo mismo si no trabaja y está todo el día en casa sin hacer nada productivo o si no trabaja pero le está poniendo todo su empeño, enviando currículums, yendo a entrevistas, etc… En función de cómo actúe Javier frente a esta situación, Natalia decidirá qué es lo que quiere hacer con ello, aceptarlo o cambiar. Siempre elegimos.
Lo que está claro es que ir cada día a trabajar mientras se siente infeliz y desdichada no le ayuda en absoluto. Realiza su actividad sin ganas y al no disfrutarlo hace que los clientes lo perciban y que con ello se sientan mal tratados o mal atendidos. Y eso va retroalimentando un circuito negativo en su vida.