Hazlo con miedo… pero hazlo.
Si buscamos la definición de la palabra “Miedo” en el diccionario, aparece algo así como: “emoción caracterizada por un intenso sentimiento desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto…”
Todos hemos experimentado el miedo en alguna ocasión, y aunque en ciertas situaciones es positivo, puesto que nos protege de posibles peligros, la gran mayoría de veces es totalmente negativo para nosotros por una razón: nos impide conseguir lo que queremos. Nos paraliza, nos bloquea, nos dibuja unos límites tan grandes que nos sentimos incapaces de atravesarlos.
Tipos de miedo.
Podemos agrupar los miedos en diferentes tipos y niveles:
– El miedo a ciertas situaciones inevitables: a la muerte, a una catástrofe natural, al cambio, a la soledad, a perder un ser querido, a un accidente…
– El miedo a situaciones que exigen que hagamos algo: a conducir, a ser entrevistados, a perder peso, a acabar (o empezar) una relación, a cambiar de trabajo, a tomar decisiones…
– El miedo más relacionado con estados interiores: al rechazo, al éxito, al fracaso, a ser engañado, a la desaprobación…
– El miedo más interno y profundo, muy relacionado con nuestra mentira personal: es el miedo que nos produce la creencia de NO PUEDO.
La realidad es que en la base de todo miedo, siempre hay nuestra mentira personal, esa creencia que nos dice que no somos capaces de afrontar determinada situación, que si lo hacemos vamos a fracasar, nos van a rechazar, etc. En definitiva, que vamos a sufrir.
A su manera, el miedo nos protege, pero cuando nuestra libertad y nuestra realización personal están en juego, debemos eliminarlo cuanto antes.
En Coaching, hablamos a menudo de nuestra Zona de Comodidad, entendida como nuestra vida tal y como es ahora, el día a día al que estamos acostumbrados. Haciendo lo mismo, con las mismas personas y en el mismo sitio. Aunque no estemos bien. En esto estoy de acuerdo con el Dr. Mario Alonso Puig, cuando expresa que comodidad es un término inadecuado, ya que es positivo, y a veces la zona de comodidad puede ser muy negativa para nosotros. Cuando vivimos situaciones de maltrato, por ejemplo, en las que preferimos malo conocido a bueno por conocer, nos quedamos en dicha zona de “comodidad”, aunque en realidad no sea para nada cómoda.
Pues bien, nos acostumbramos a estar en dicha zona, y cualquier cosa que queramos hacer y que esté fuera de ella, nos activa algún miedo.
De todas maneras, estaréis de acuerdo en que por el hecho de sentir miedo, no debemos renunciar a ello. ¡Así no llegaríamos muy lejos, os lo aseguro!
La SEGURIDAD, el antídoto para el miedo
La mejor manera de conseguir que el miedo no nos frene o bloquee nuestro crecimiento personal es potenciar y aumentar nuestra confianza en nosotros mismos, en nuestras capacidades, en nuestras aptitudes y habilidades.
Si hacemos un trabajo para conseguir esto, si confiamos en nuestra capacidad para afrontar cualquier situación, nos sentiremos seguros. Y os aseguro que la seguridad es un bien de lo más preciado en las personas, sean conscientes o no de ello.
Me gustaría hacerte una pregunta y que me respondieras:
¿Si no tuvieras miedo a nada, cómo cambiaría tu vida? ¿Qué harías?