Dependencia Emocional y Maltrato Psicológico
A veces me pregunto ¿hasta qué punto es capaz de aguantar la mente humana sin “perder el eje”?; ¿Cuál es nuestro límite?; ¿En qué momento decimos, BASTA?
Para mí, la mezcla más dura, más difícil y más destructiva que puede haber en una relación de pareja, es cuando hay Dependencia Emocional + Maltrato Psicológico.
Podemos sufrir Dependencia Emocional, y a pesar de no aceptar al otro, de que no nos guste como es, de quejarnos constantemente por su manera de comportarse o exigirle que cambie, a pesar de todo ello, es posible que sea una persona que nos trate bien, que no nos falte al respeto, que no nos arrebate nuestros principios y valores más importantes.
Pero cuando sufrimos Dependencia Emocional hacia una persona que nos maltrata psicológicamente, nos encontramos en el mismísimo infierno.
¿Qué pasa cuándo sufrimos Dependencia Emocional?
• Por un lado, nos hemos “acostumbrado” a su trato irrespetuoso con nosotros (incluso con los hijos, si los hay), a que nos insulte, nos degrade y nos humille constantemente. Lo vemos como algo “normal”, no nos imaginamos o no recordamos como es cuando alguien nos trata con respeto, ternura y amabilidad.
• A menudo, las personas de fuera, no ven o no saben como es esa persona, con lo cual, nos sentimos absolutamente SOLOS, no podemos desahogarnos ni contarle nuestra situación a casi nadie. Incluso nos harían dudar de si estamos locos, de si somos nosotros los que estamos mal, los que estamos fallando…
• Si hay alguien de fuera que nos quiere (un familiar, un amigo, etc.) y se da cuenta de lo que pasa, nos animará profundamente a que dejemos esa persona, a que nos larguemos de allí cuanto antes, con lo que nos quede de dignidad.
• De todas maneras, si por la misma Dependencia Emocional, una vez nos hemos ido, esa persona viene a manipularnos… lo más probable es que lo consiga (si no nos hemos recuperado). Sus palabras para conseguirlo: “sabes que te quiero”, “lo que hay entre tú y yo es muy especial, nadie lo puede entender más que nosotros”, “voy a cambiar”, bla, bla, bla… os lo repetiré cuantas veces sea necesario: ¿Te quiere? ¡TÁPATE LOS OÍDOS Y MIRA! No escuches lo que te dice…solo OBSERVA LO QUE HACE, como se comporta contigo.
• Y si eso pasa, si nos dejamos “manipular” y cedemos ante la dependencia, es probable que esas personas que nos quieren y que nos han ayudado a salir de allí, no nos entiendan. Que no logren comprender de ninguna manera como hemos sido capaces, con lo que nos ha hecho, de volver a “caer”… y nosotros mismos tampoco lo comprendemos. Es muy frecuente que si cedemos, si aceptamos volver a tener relaciones sexuales con el otro, por ejemplo, que mientras lo hacemos, incluso nos estemos preguntando por qué lo hacemos…y nos sintamos terriblemente mal. Es como si alguien nos manipulara, como si alguien poseyera nuestra mente y nos hiciera actuar… como si fuéramos marionetas en manos de un malvado actor…
Pues esta es la respuesta. Nuestra mente no tiene límites, pero afortunadamente tenemos una grandísima aliada: LA RAZÓN. Ella es, en mi opinión, la única que nos puede ayudar a soltar, a resistirnos con fuerza, a no volver atrás, a decidir salir del infierno con firmeza… y hay que recordar que una recaída, no es el fin ni es perder todo el camino hecho. Es simplemente un capítulo más que nos confirma que debemos liberarnos cuanto antes.