Sobreprotección en pareja… ¿Amor o prisión?
Es normal querer preocuparnos y proteger a quienes amamos, como también lo es desear que quienes nos aman nos cuiden y velen por nosotros. Pero cuando estos cuidados exceden de la propia responsabilidad de cada uno, cuando existe una sobreprotección en pareja, se generan unos roles que pueden llegar a ser tóxicos y a encerrarnos en una “jaula de amor”.
Cualquier relación de sobreprotección no es especialmente sana, salvando algunos casos muy concretos. Porque uno puede y debe involucrarse en el cuidado de su pareja. Pero cuando se hace en exceso empiezan a producirse sentimientos encontrados, dudas e inseguridades. Por eso, hoy quiero hablaros de la sobreprotección en la pareja, y dejaros algunos datos sobre los que reflexionar.
- Pese a las buenas intenciones de quien sobreprotege, muchas veces es causa de su propia inseguridad. Tiene miedo al abandono, y siente que si no cuida de la otra persona, esta le dejará.
- Además, las personas sobreprotectoras a menudo sienten que no son merecedoras de amor porque sí, sino que deben hacer algo a cambio para “ganarse” ese amor, y por eso, cuidan en exceso de sus parejas o seres queridos. Es una forma de “pagar” por el amor que reciben.
- Insisto en que, aunque tenga un propósito noble, detrás de esa sobreprotección hay una importante dosis de control. Para empezar, porque quien sobreprotege controla la situación, y está al tanto de las necesidades, inseguridades, dudas o dolores del sobreprotegido. Y esto puede ser el comienzo de un patrón tóxico.
- Por otro lado, se está subestimando a la persona sobreprotegida, dando a entender que no tiene capacidad, valor o voluntad para cuidar de sí mismo o resolver sus problemas. Y, más allá del daño en la autoestima que esto puede generar, esto suele ser el comienzo de una situación de dependencia en la que uno no se siente capaz, y el otro no deja hacer… y comienza un círculo vicioso que acaba enturbiando la relación, en el que el sobreprotegido acaba acomodándose (o acaba viéndose obligado a acomodarse) y dejando la carga en la otra persona, que termina también cansada y quemada de ser siempre el o la responsable.
- Por último, cuando una persona está sobreprotegida empieza a perder sus alas. Deja de confiar en que puede volar, en que es suficiente y válido, y con sus inseguridades y dudas levanta las rejas de esta prisión de amor llamada la sobreprotección en pareja.
¿Y qué podemos hacer?
Si eres quien se siente sobreprotegido, hazle saber a tu pareja estas cosas:
- Eres válido y capaz, y responsable de tu propia vida, aunque te equivoques. Porque eso te hará crecer, aprender y avanzar.
- Siendo válida y capaz, quieres a esa persona, pero no porque cuide constantemente de ti, sino por sí misma. Por quien es.
- Agradece su esfuerzo y su intención, y reconócelo si tú también te has “dejado querer” y tienes cierta responsabilidad en esta situación.
Si eres el sobreprotector, recuerda que las personas deben brillar por sí mismas, y quererte desde donde ellas están, no desde dónde tú quieres que estén. Han de amarte con generosidad, y tú también mereces que te cuiden. Pero has de dejar hacer libremente para que eso pueda llegar.
Espero que esta pequeña reflexión os haya servido de ayuda. Y no solo para la sobreprotección en pareja, sino en general, con las relaciones de nuestra vida.
Y vosotros, ¿qué opináis?
¡Contadme!
Besos, Silvia
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