El traductor de Silvia
Hace unos días, a través de las redes sociales, empezamos con una nueva sección que hemos llamado “El traductor de Silvia”. Teníamos muchas ganas de empezar con ello porque nos hemos dado cuenta que el autoengaño es el principal causante de todo el sufrimiento de más, que experimentamos cuando ya no hay amor por parte de uno de los miembros de una relación.
Es decir, sufrir es normal cuando el amor acaba, pero no lo es sufrir tanto ni de forma tan profunda y devastadora. Y por este motivo pensamos que esta sección podía ayudarnos a abrir los ojos, en aquellos casos en los que sin darnos cuenta, preferimos cerrarlos y seguir alimentándonos de ese sueño que tenemos en la cabeza y que confiamos ciegamente en que un día se hará realidad.
“Me gustas mucho pero solo te quiero como amigo/a”, “Te quiero pero no estoy enamorado/a”, “No eres tú, soy yo”, “Eres perfecta/o para mí pero ahora no quiero una relación”. Son frases de lo más habituales que si quien las escucha no quiere que esa relación acabe, las interpretará de la forma que más le convenga para así seguir pensando que hay esperanza y que no está todo perdido. Y, ¿qué conseguirá con eso? Muy simple, sufrir. Y es que autoengañarse duele muchísimo más de lo que duele darse de bruces con la realidad. En este último caso, como no tienes donde agarrarte porque la realidad es la que es, no te queda otra que transitar por el camino del duelo y acabar aceptándolo. No olvidemos que solo la aceptación de aquello que no depende de nosotros, nos libera por completo.
Cuando te dicen “Me gustas mucho pero ahora no puedo tener una relación”, tú te vas a quedar con que le gustas mucho y nada más. Inconscientemente pensarás, “pues mejor decirle que sí y que seamos amigos y así si seguimos cerca seguro que acabará surgiendo eso que quiero”. Y es que siempre nos quedamos con lo que más nos interesa. ¿Y qué es lo que con muchas probabilidades pasará? Que tal vez en poco tiempo verás que empieza una relación con otra persona y tu te dirás “¿Pero no decía que ahora no podía tener una relación?” Y ahí es donde creo que está la importancia de nuestro traductor. Cuando estamos enamorados o tenemos una relación con alguien, no sabemos interpretar la realidad tal como es.
En un caso como el que os comentaba, la persona que te diga que no quiere tener una relación, te está diciendo que no quiere tener una relación contigo, porque cuando tú te enamoras de alguien (y eso no lo eliges), el mismo enamoramiento hace que se produzcan unos cambios químicos en nuestro cerebro que nos lleva a querer estar juntos. No lo podemos evitar. Por ello, por mucho que para que el golpe sea más leve o por quedar bien, te digan “me gustas mucho” uno debería quedarse con “no quiere tener una relación conmigo y si le gustara suficiente tal vez sí que querría”. Por lo tanto, ahí dejaríamos de fantasear con esa persona y empezaríamos a abrirnos a otros/as.
Cuanto más sepamos interpretar esos comentarios y seamos capaces de entender lo que significan, menos tiempo sufriremos y más rápido aceptaremos la realidad de lo que hay. Al fin y al cabo, uno no puede controlar lo que siente otra persona.
Me hizo gracia porque recibí algún comentario tipo “Con eso del traductor es como si juegas a ser Dios”, porque tal vez las cosas no son exactamente así y la persona que te dice eso es que realmente no lo tiene claro, etc…. Lo único que demuestran esos comentarios es que no entendemos lo que sufre quien se está autoengañando y la importancia de dejar de hacerlo. No estamos demonizando a nadie y en realidad, no nos debería importar mucho si quien nos dice “Me gustas pero ahora no quiero una relación”, lo dice por pena, cariño o amistad, en el fondo eso no tiene ninguna importancia. Lo importante aquí es que quien lo escucha sea capaz de entender que esa persona no quiere tener una relación con él/ella pero que si encuentra alguien que le guste como pareja la tendrá en cuanto la identifique.
Así pues, seguiremos pasando por nuestro traductor las cientos de frases y comentarios que os han dicho y nos habéis hecho llegar, para que entre todos logremos ser un poco más conscientes y maduros emocionalmente, consiguiendo así sufrir menos y disfrutar más.
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