Volver a encontrarte (Dependencia Emocional)
Quisiera agradeceros enormemente todos los comentarios que recibo en el blog. No sabéis hasta qué punto son beneficiosos para otras personas que están viviendo realidades similares. Como siempre digo, los seres humanos somos muy parecidos y muy a menudo al escuchar el relato de otro, nos parece como si estuvieran describiendo nuestra propia historia… y esto, ayuda muchísimo porque nos hace sentir que no estamos solos, y que si otros han salido y ahora son felices, nosotros también podemos.
Gran parte de vuestros mensajes describen vuestro sentimiento de desesperación al encontraros en una relación de pareja que no os aporta lo que de verdad quisierais. Esto pasa sobre todo porque empezamos relaciones sin saber lo que buscamos, lo que queremos encontrar en el otro. Dejamos que “nos elijan” y ya somos felices por el simple hecho de que alguien se haya fijado en nosotros.
El problema viene cuando, ya desde el principio, esas partes más desagradables del otro, se empiezan a manifestar y yo las permito. Puede que me moleste de entrada, pero si no pongo límites, aclaro las cosas y expongo mi opinión con asertividad desde el primer momento, cuando quiera hacerlo a lo mejor ya será demasiado tarde.
Y entonces un buen día te miras al espejo y te preguntas… ¿Quién era yo? ¿Cómo era antes? ¿Era feliz? ¿Tenía otras actividades y otras cosas en que pensar, aparte de mi pareja? Y miras hacia la relación y te preguntas ¿Qué hago aquí? ¿Por qué no puedo soltarle? ¿Por qué cada vez que quiero soltarle me paralizo, no me salen las palabras, me entra el pánico y soy incapaz de hacerlo? ¿Por qué cuando lo consigo y me voy, vuelvo a suplicarle que me abra la puerta de nuevo porque no puedo soportar estar sin él?. Y entonces, te das cuenta de que te has perdido a ti mismo/a.
La Dependencia Emocional es muy cruel, pero un día u otro tenemos que tocar fondo. A veces por algún motivo entramos en razón en un momento determinado. Otras veces, hemos caído tan abajo que ya no podemos más y reaccionamos por agotamiento… pero tarde o temprano, debemos reaccionar.
Y como digo siempre, es muy importante que al salir, hagamos un trabajo terapéutico para situar todo, para comprender lo que nos ha llevado a engancharnos emocionalmente, para fortalecer los miedos que hay debajo de esa dependencia, y así evitar volver a repetir una pesadilla semejante.
Debemos reencontrarnos, recuperar quiénes somos, lo que somos, recoger nuestros valores principales (aquellos que nos dan nuestra identidad, los que definen nuestra esencia), volver a hacer cosas que nos gusten, ir con gente que nos aporte y nos haga sentir libres y auténticos. Debemos aceptar la realidad que está ante nuestros ojos, nos guste o no y no permitir nunca más que nadie toque nuestra más profunda dignidad.
Voy a acabar este post con un párrafo de Walter Riso, que como todo lo que él enseña, me parece de lo más auténtico. Desnuda la realidad más dolorosa y nos la pone delante sin máscaras, sin velos, si colores, en blanco y negro, como tiene que ser una realidad así:
“¿Por qué seguimos en una relación insana a sabiendas que no nos aman? Esperar a que te quieran puede ser una de las experiencias mas humillantes y tristes,: “Ya no me abraza, ya no se preocupa por mí” o “Nunca me he sentido realmente amado o amada”. ¿Qué …esperas entonces? Mendigar amor es la peor de las indigencias, porque lo que esta en juego es tu persona, y si el otro, el que esta por encima, acepta dar limosnas, no te merece. ¿Quién tiene el poder en una relación? No es el más fuerte, ni el que tiene más dinero, es el que necesita menos al otro. Si tu pareja puede prescindir de ti mucho más fácil de lo que tú puedes prescindir de él o ella, hay que equilibrar la cuestión. Una persona honesta jamás estaría con alguien a quien no ama para aprovecharse de ciertos beneficios, llámese comodidad, dinero, compañía, etc. Si no te quieren, no es negociable. ¿Qué vas a negociar, qué acuerdos vas a proponer si no hay sentimiento, ni ganas, ni deseo? ¡Que mala consejera puede ser a veces la esperanza! En ocasiones, la crudeza de la realidad o la más dolorosa desesperanza nos quita la carga de un futuro inconveniente. Si bajara un ángel y te dijera que tu pareja nunca podrá amarte de verdad, por lo menos como te gustaría, ¿seguirías manteniendo la relación?¿Qué harías? Para mí es claro que si alguien titubea o duda de que me ama, no me ama. “Dame un tiempo”, “Déjame pensarlo” o “No estoy seguro”: excusas o mentiras. Si es evidente que no te quieren y sigues allí a la espera de la resurrección amorosa, dispuesta o dispuesto a responder a cualquier insinuación, te extralimitaste: estás del otro lado. Y si tu sensación de insatisfacción afectiva persiste a pesar de tus justos reclamos, ya tienes resuelto el problema. No hay dudas: no te aman, y alguien tiene que irse“.