Y de repente…todo acabó – Relaciones de pareja
“No lo puedo entender. Hemos estado juntos durante nueve meses y todo era maravilloso. Me trataba como una princesa, me hacía sentir querida como nunca, deseada y reconocida. Y de repente, noto que se empieza a distanciar, a desaparecer, a encerrarse hasta que en cuestión de pocos días, me dice que no está bien, que no sabe lo que le pasa, que necesita aclararse y que mejor lo dejamos. Yo me he quedado completamente destrozada, no lo entiendo…no entiendo nada de nada. ¿Lo que siente, no puede haber cambiado radicalmente de esta forma, verdad? Estoy segura de que él me quiere, de que en unos días se va a dar cuenta de lo que siente y todo volverá a ser igual…”
Estoy convencida de que muchos de vosotros os sentiréis identificados con esta situación, porque yo la veo a diario en la consulta. Muchísimas personas se encuentran así. Se trata siempre de relaciones que han empezado de repente y todo ha ido muy deprisa, demasiado deprisa. Lo más frecuente, es que él que acaba apartándose y pidiendo tiempo para “aclararse” es el que más prisa tenía para dar pasos hacia delante en la relación. Curioso, ¿verdad?
Y el otro, quizás al principio no quería correr tanto, pero se sentía tan bien y tan importante con tanto reconocimiento que acabó rindiéndose y se dejó llevar. Se lo creyó todo, y cuando de repente se queda sin nada, se siente mutilado, perdido, a la deriva.
Cuando esto pasa, la ansiedad y la tristeza que sentimos son devastadoras. Nos sentimos totalmente perdidos, abandonados y como si nos hubieran tomado el pelo. Son casos en los que es bastante común, que quedemos atrapados y nos cueste mucho asimilarlo y desengancharnos de allí.
Nos cuesta pasar página y dejar aquello atrás, porque quedamos atascados en el pensamiento de que fue tan maravilloso, que no puede ser que no sea cierto, que vaya a acabar todo allí, de repente. Y preferimos engañarnos, al tiempo que vamos alargando nuestra triste agonía, antes que afrontar que la relación se acabó y seguir adelante con dignidad.
Son casos en los que debemos poner especial atención en no caer en la víctima. Es lo que sin ser conscientes de ello, acostumbra a pasarnos. Nos cuesta horrores cortar el contacto con el otro y dejarle el espacio que él mismo está marcando. A menudo se nos hace tan difícil, porque el otro se siente culpable al vernos sufrir tanto (y más si estamos en la víctima), e intenta seguir en contacto con nosotros (para así sentirse mejor). Quiere ir quedando, o escribiéndonos, etc…sin importarle ni ser consciente de que cada vez que lo hace, nos desestabiliza por completo. Si eso pasa, nosotros seguimos alimentando nuestras esperanzas, y seguimos sin centrarnos en los hechos que tenemos delante de nuestros ojos: que él se fue.
Nos obsesionamos en lo que nos dio en el pasado, en lo que fue la relación cuando estábamos tan bien, sin asimilar que eso ya no forma parte de nuestro presente, y sin aceptar que la relación acabó.
Es muy importante que hagamos un proceso para tomar conciencia de todo, para asumir nuestra nueva realidad y sobre todo para dejar de comportarnos como víctimas desvalidas porque NO LO SOMOS. A veces las relaciones no funcionan por muchos factores, y si nos pasa, estamos totalmente capacitados para afrontarlo.